Louis Van Gaal siempre ha sido conocido por ser uno de los técnicos más innovadores de los últimos veinte años. Los descubrimientos de los Iniesta, Xavi, Puyol, Thomas Müller, Badstuber y Alaba, entre otros, sus campeonatos ligueros en Alemania, Países Bajos y España y la forma de jugar de sus equipos son sus mayores logros. Sin embargo, hay una serie de características que siempre se repiten a lo largo de sus estancias en los diferentes banquillos europeos: Rara vez se marcha por la puerta grande de ellos. De Barcelona se fue tras dimitir en su primera etapa y ser despedido en la segunda; Del Ajax de Amsterdam también se marchó tras disputas con, el entonces entrenador, Ronald Koeman; El Bayern München también terminó despidiéndolo antes de tiempo tras sus malos resultados en su segundo año, entre otras cosas. Todo esto podría ya ser suficiente, pero hay otra característica negativa que es común mientras desempeña su labor de entrenador: Su mala relación con los porteros. El famoso «De Gea gate» es el último capítulo de sus problemas con la portería, aunque en este artículo se recordará la controversia surgida en la portería del Bayern en el año 2012, su último año a cargo del equipo y que fue uno de los motivos de su despido.
La época post Oliver Kahn en el Bayern fue dura de afrontar. Se marchó un portero que defendió la elástica bávara durante catorce años. Los dirigentes eran conscientes de que encontrar a un portero de garantías y que ya tuviera experiencia en un equipo de nivel iba a ser complicado. Rensing, canterano que llevaba muchos años siendo la sombra de Kahn, fue el elegido. Reunía las características idóneas y decidieron darle la oportunidad a un joven que llevaba tiempo esperándola. Con Klinsmann, temporada 2008/2009, fue titular durante más de media temporada hasta que el Bayern perdió por 5-1 en Wolfsburgo. Las jornadas de Bundesliga y Champions restantes las jugó Butt. Al llegar Van Gaal (verano de 2009), Rensing volvió a empezar de titular, pero solo hasta la jornada número cuatro. El arranque de aquella liga fue muy pobre, con solo 5 puntos de 12 posibles. Butt, al igual que Klinsmann, prefiere a Butt con la liga ya empezada. La portería del Bayern no sufriría mas sobresaltos por un tiempo.
En enero de 2011, contra todo pronóstico y a días de que comenzara la segunda vuelta, Van Gaal decide sentar a Butt y poner de titular a Thomas Kraft, portero proveniente de la cantera. Fue la repetición a la inversa de lo que sucedió casi un año y medio antes. ¿Recordáis el cambio de Krull por Cillessen en los cuartos de final del Mundial de 2014? Pareció algo sucedido: El jóven e inexperto Kraft le paró un penalti a Grafite en su primer titularidad en liga. Hasta ahora, puede parecer una jugada maestra, pero los motivos reales que llevaron al técnico de tomar esa decisión fueron, mayoritariamente, extradeportivos. Los directivos empezaron a notar que Van Gaal estaba «adueñándose» del club cada vez más, algo que no iban a permitir que pasase. Además de eso, pusieron los ojos en la estrella del Schalke, Manuel Neuer, al que iban a fichar quisiera, o no, el neerlandés. Van Gaal decidió empezar un pulso con la directiva: sentó a Butt, puso a un canterano, Kraft, (obviamente iba a tener el apoyo de los hinchas) y provocó que parte de la afición rechazara formalmente a Neuer (no hay que olvidar que se crió en la cantera del Schalke, club con el que el Bayern mantiene una gran rivalidad). Pese a que ahora se recuerda con cierto humor, a Neuer se le llegó a recibir en el Allianz con pancartas que decían «Koan Neuer» («Ningún Neuer», en bávaro). La directiva quedó en una situación comprometida: ¿Terminar fichando a Neuer, enfadando así a la afición, o renovar a un portero de la casa que cumplía contrato en verano, pero que no tenía el nivel necesario?
«Louis van Gaal es un entrenador exitoso, pero no fue siempre fácil de tratar. Tiene un gran ego. Quería Vangaalizar al club.» [Karl Heinz Rummenigge en una entrevista en Spiegel en 2014]
Van Gaal perdió. Fue despedido antes de finalizar su segunda temporada por los malos resultados. Su ayudante, Andries Jonker, acabó clasificando al Bayern para la previa de la Champions League del año siguiente, cuya final tendría lugar en Múnich. Esta historia, desconocida para muchos, fue otro capítulo de la curiosa relación que guarda Van Gaal con sus porteros.