El nieto del célebre ciclista Raymond Poulidor (1936-2019) ha logrado lo que siempre buscó su abuelo: ganar un Mundial de Ciclismo. Mathieu van der Poel demostró este domingo ser el más fuerte sobre el durísimo circuito urbano de Glasgow. El corredor de 28 años del equipo Alpecin-Deceuninck ganó la prueba en ruta de 271 kilómetros tras realizar una tremenda exhibición de técnica y determinación.
Poulidor ganó una medalla de plata y tres de bronce en los Mundiales. Su nieto, Mathieu van der Poel, se colgó el oro en la capital de Escocia y lo hizo en uno de los mejores campeonatos que se recuerdan en años. La dificultad del trazada, la épica de la lluvia y el nivel de los contendientes, fueron una combinación tremenda y eso le da aún más valor al título conquistado. Van der Poel atacó a 23 kilométros de meta a un grupo que era pura élite (Pedersen, Pogačar, Van Aert), se fue por clase y potencia, superó al italiano Bettiol que iba con unos metros de ventaja, y cuando lideraba la carrera en solitario rumbo al oro se cayó de la bicicleta a 16 kilómetros de meta. A pesar del duro golpe y las visibles heridas en su cuerpo, se levantó rápido del mojado asfalto escocés y reanudó su marcha hacía la ansiada medalla de oro. Lo que hubiera gozado su abuelo viendo esa épica victoria de su nieto.
Un neerlandés se proclama Campeón del Mundo 38 años después. El ciclista Joop Zoetemelk, en la localidad italiana de Giavera de Montello, fue el último compatriota en lograrlo en el Mundial celebrado en 1985. A Mathieu lo acompañaron en el podium el corredor belga Wout van Aert (Jumbo-Visma), plata, y el esloveno Tadej Pogačar (EAU), que se llevó la medalla de bronce al ganar al sprint al danés Mads Pedersen.
«Lo del final ya no era un sprint real porque estábamos muertos. Era el sprint de los cadáveres andantes», dijo Tadej al acabar la prueba. El esloveno puso en relieve la gran dificultad técnica que tenía este circuito, debido a las subidas cortas y explosivas, así como la gran cantidad de curvas y trazadas complicadas a realizar por las calles de Glasgow. Por si fuera poco, la lluvia aún complicó más la dificultad de la prueba.
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