Los ves jugar y nadie es lo que parece ser. El líder del equipo, Ja Morant, lleva poco más de una temporada en la liga -y ni siquiera fue completa-. Anderson y Brooks, de quienes cuelga el cartel de veteranos en el quinteto titular, ni siquiera lo son, de hecho, ninguno se acerca a la treintena. Brandon Clarke y Xavier Tillman tampoco parecen una pareja de garantías para el juego interior, llegaron al puesto de rebote tras las lesiones de Valanciunas y Jaren Jackson, pero se comen la pintura de cada parqué que pisan. Parece imposible que estos sean los cimientos que sujetan a un equipo asentado en puestos de playoffs y que ha encadenado siete victorias consecutivas pero, como hemos dicho, en estos Grizzlies nada es lo que parece.
Después de varios años complicados, muchos aficionados están disfrutando esta temporada de los de Memphis. En España, en donde por motivos obvios la franquicia tiene un gran núcleo de fans, la ilusión está en aumento con los nuevos Grizzlies. La llegada de Ja Morant revivió la chispa que se había apagado con la salida de Marc Gasol y Mike Conley y, en el inicio de esta temporada, se han consolidado las buenas vibraciones.
Los Grizzlies son un equipo recién regresado desde el futuro. Están jugando como se supondría que tenían que jugar en la posteridad. Es como si hubieran adelantado el proceso de desarrollo de sus jugadores unos cuantos años. Han obtenido los resultados incluso antes del esfuerzo. Muchos sabían que la materia prima estaba ahí, pero ni el más iluso se imaginaba que funcionaría de una forma tan precoz.
Como suele suceder en estos casos, si quieren buscar al responsable miren al banquillo. Taylor Jenkins tomó las riendas la temporada pasada de un equipo en reconstrucción y en apenas meses lo ha convertido en un hueso, reconstruyendo la versión 2.0 de lo que un día se llamó el equipo del “grit and grind”. Llegó a la franquicia llevando por bandera la máxima que dice que es el trabajo diario el que dictamina el camino del equipo. A eso dedicaron toda la temporada pasada, en un equipo tan joven el desarrollo de los jugadores es primordial y eso significa trabajo.
En cambio, este año se ha impuesto la otra premisa del ideario de Jenkins: la competitividad. Para el entrenador de los Grizzlies, no dar ningún partido por perdido forma parte del carácter del equipo y se está demostrando esta temporada. Si tienes jugadores con la mentalidad y el enfoque adecuados, no importa qué tan jóvenes sean.
Ahora, el gran desafío de la franquicia abarca mucho más que los resultados en la clasificación. Se trata de evocar a una identidad que parecía perdida. Por el momento ya se han conseguido desprender de los tiempos de Marc, Randolph y Conley. Se han quitado la viudez de ese equipo que fue histórico y han entrado de lleno en la era de Ja Morant, Jaren Jackson y compañía. Bajo la tutela de Jenkins, solo el cielo pone límite a estos Grizzlies.
Imagen de cabecera: Justin Ford/Getty Images