Olga TORRES | Si quieres demostrarle al mundo que sabes hacer bien las cosas, organiza un evento deportivo. Y si además quieres hacerlo bien en lo deportivo, aprovecha tus virtudes y rodéate de lo mejor que puedas tener para conseguirlo. Así lo hicieron los organizadores de este Mundial de Balonmano que estamos disfrutando, querían que Catar tranquilizase el mundo de su capacidad de gestionar grandes eventos deportivos ante las inminentes citas atletismo (2019) y fútbol que allí se esperan.
Los anfitriones decidieron armar una buena selección y comenzaron por contratar un buen arquitecto, el mejor que había en el mercado en ese momento: Valero Rivera. En 2013, con su recién estrenado título de campeón del mundo, el ex seleccionador español desembarcó en este proyecto con un objetivo claro: construir un equipo competitivo. Sí, construir, edificar esa Torre de Babel deportiva que es la selección catarí.
Como en toda construcción el primer paso es afianzar los cimentos que tienes, que trasladado al deporte es hacer mejores a los mejores. Eso es que es lo que ha hecho el técnico español, insertando el ADN Rivera en los mejores talentos del país asiático y permitiendo que nombres como Mallash o Hasaballa hayan dado un salto de calidad que se está plasmando en la aportación goleadora de ambos con 10 goles en lo que llevamos de campeonato.
Y una vez reforzado “el edificio” tocaba poner los detalles, los elementos diferenciales, y para ello se decidió optar por la nacionalización e para importar desde Cuba, Montenegro, Francia a los encargados de llevar el ataque con líneas de larga distancia, misiles tierra aire de la mano de Capote, o Roine. Una primera línea de cañoneros que se verá reforzada por los que defenderán la fortaleza de QatarBabel por los flancos, como el bosnio Mesmisevic. Para el ataque cuerpo a cuerpo, Valero pensó primero “más vale bueno conocido” y llevo de la mano, al hispano de Pontigón, Borja Vidal Fernández. Y la fuerza del atlántico español, la reforzó con la dureza desértica del tunecino Benali. Con la fórmula lograda casi a la perfección, pensó Valero que a esta torre habría que ponerle dos buenos guardianes y al buen rendimiento de un veterano como Stojanovic, le añadió una “muralla” llamada Danjiel Saric.
Ya tenía Rivera su torre completa, un mosaico de Babel que ha ido puliendo entre España y Catar, con largas estancias en Barcelona, con amistosos ante equipos patrios y con conquistas internacionales como la Copa de Asia, tuteando a Francia o Noruega en recientes amistosos y ganando y convenciendo en sus primeros partidos del mundial.
Esta será mañana la primera prueba de fuego de la campeona mundial, el primer test serio para ambos ya con el billete a octavos certificado. Habrá que trabajar mucho y duro para conseguir los puntos, esta torre de Babel, es fuerte, no es de papel.
No bastará con soplar y soplar, habrá correr, fintar, las perdidas evitar, ganar en concentración. Darle a lo que hemos hecho un puntito más, sino queremos al final del partido resoplar.