Esa línea tan fina que tantas veces separa la gloria del fracaso se estrecha aun más y de manera muy adictiva en el Calcio. Y Stephan El Shaarawy simboliza este hecho como nadie en el último lustro de fútbol italiano. Por eso, el futbolista de orígenes egipcios y sobrenombre faraónico será recordado en Italia, más allá de -o gracias a- su errática trayectoria y su innegable talento.
Su historia ya es conocida y ha sido relatada hasta su último verano en Milán. O al menos el que se pensaba que iba a ser el último. Siguiendo la línea, sin rumbo, de los anteriores, un nuevo capítulo se ha añadido a su libro de dichas y desdichas, ya increíblemente extenso pese a sus 23 años.
El Mónaco, apartado su reciente impulso megalómano, decidió en julio darle a El Shaarawy la oportunidad de relanzar su carrera. Sin fiarse del todo pero con cierta esperanza en su progreso en esa ciudad llena de tentaciones para un joven rico, usó una fórmula cada vez más habitual, no solo en el Calcio -acostumbrado a todo tipo de ingeniería contractual- sino también en Europa.
El equipo monegasco pagó tres millones de euros al Milan por su cesión durante un año. Si en la presente temporada El Shaarawy, sumaba 25 partidos oficiales -bastaba con jugar, sin un tiempo mínimo sobre el campo- el Mónaco se vería obligado a ejercer la compra definitiva del futbolista, tasado en 13 millones de euros más.
Pues bien. Tal y como informa la Gazzetta dello Sport, el Mónaco le ha comunicado al Milan que El Shaarawy no volverá a jugar en el club. El internacional italiano había disputado 24 partidos, por lo que solo faltaba un partido, un minuto en cualquier encuentro, para que el Milan ingresara 13 millones con los que ya contaba para cuadrar sus todavía débiles finanzas.
Mientras el pesar siembra las oficinas del Milan ante semejante revés, el destino se presenta de nuevo oscuro para El Shaarawy, que no encuentra la luz desde esos seis meses prodigiosos en 2012. No faltarán equipos interesados, pero pocos dispuestos a pagar los 13 millones que solicitará el Milan por su pase, sea en enero o en verano. Y la posibilidad de quedarse ‘secuestrado’ sin jugar en Mónaco hasta final de temporada -incluso con los monegascos pidiendo una rebaja en su precio- sería una catástrofe. Una más en su carrera.