Fútbol y Juegos Olímpicos. Lo siento, pero es un mejunje rarísimo. Puede que sea el gran número de encuentros que se disputan durante el año lo que nos lleva a pedir un tiempo muerto al deporte rey. Que la mayoría de los grandes futbolistas, en Ibiza, no se presenten tampoco ayuda. Los clubes europeos de enjundia, de hecho, son reacios a permitir que sus estrellas busquen el oro con su país. Quizás por ello esto le da un punto más de alegría al torneo; un espacio ignoto donde todo puede pasar. No existen los mantras porque el escudo está ahí, pero los actores suelen ser secundarios. El balompié en los Juegos es una novela negra, aquel lema que se inventó Raymond Chandler. Si Philip Marlowe quisiera investigar lo que ocurrió esta mañana alucinaría. Nada tiene demasiado sentido.
España abrió la jornada con un exasperante empate sin goles ante Egipto. Los de Luis de la Fuente amasaron la posesión pero no pudieron romper el sistema defensivo de los africanos. Se medirán próximamente a Australia, que provocaron un arqueo de cejas global: superaron 0-2 a Argentina y dejaron el grupo C patas arriba. Aunque el primer gran nombre de la competición es Richarlison: el del Everton le endosó un hat-trick a Alemania en media hora y se posiciona como máximo goleador (4-2). Brasil es líder del grupo D con Costa de Marfil, que se impuso a Arabia Saudí 2-1.
Por otro lado, México, que tiene un idilio con esta competición, goleó a Francia 4-1 en el grupo A y ya comparte liderato con Japón, que ganó a Sudáfrica 1-0. En el grupo B Rumanía y Nueva Zelanda superaron por la mínima a Honduras y Corea del Sur respectivamente.