Después de 50 partidos disputados, ya tenemos final para la Copa de Africa. Para llegar a este punto, Senegal y Argelia han tenido que recorrer un camino escabroso. Una carrera hacia la gloria que ha dejado cadáveres ilustres en la cuneta, impotentes ante la dificultad del trazado. ‘Incluso el Elefante debe tenerle máximo respeto al ratón. En un mal movimiento, podría pisarlo y caer de espaldas’. Este proverbio africano ha servido para ilustrarnos estas eliminatorias tan sorprendentes. Para empezar, se descabalgó Marruecos en octavos de final frente a Benín, en un día nefasto para Hakim Ziyech, que falló un penalti en el tiempo de descuento. Otro gran desplome lo sufrió Egipto. Los Faraones, anfitriones del torneo y país con más títulos en sus vitrinas (7) vio cómo Sudáfrica le lanzó un dardo envenenado en forma de contraataque para eliminar a otra de las grandes favoritas. Aún en octavos de final, Camerún, actual campeona del torneo, sufrió la ira del nigeriano Ighalo, convertido en verdugo de Los Leones Indomables. Una de las debutantes hizo tambalearse a la selección del segundo país más extenso del continente. Madagascar apartó del camino a la RD Congo, en una demostración de orgullo impresionante. De los 8 partidos de octavos de final, saltaron cuatro grandes sorpresas. Después de unos cuartos de final donde apareció el VAR, las tandas de penaltis, goles sobre la bocina y ese frenesí tan característico del fútbol africano, se llegó a las semifinales.
La primera de ellas enfrentó a Senegal y Túnez. Los senegaleses, arrastrando el pesado cartel de ‘favoritos’ desde el primer día, debían enfrentar a una Túnez que venía de menos a más durante el torneo. El partido llegó a la prórroga con empate a cero después de que cada equipo fallara dos penaltis. O mejor dicho, después de Gomis y Hassen detuvieran dos penaltis.
Ya en la prórroga, una salida en falso del arquero tunecino, acabó en autogol de Bronn. Senegal pisará por segunda vez en su historia una final de la Copa de África.
La segunda semifinal fue puro espectáculo. Argelia dominó a Nigeria desde los costados gracias al hiperactivo Belaili (la gran revelación de esta Copa) y al fino estilista Riyad Mahrez. Uno a cero al descanso y Nigeria contra las cuerdas. Las Súper Águilas, con más ímpetu que ideas claras, empezaron a exhibir músculo y velocidad. En un disparo lejano de Etebo, el balón se estrelló en el brazo de Mandi. El colegiado Gassama, avisado por el VAR, fue a revisar la acción y su gesto no admitía dudas. Penalti para Nigeria, que certificó Ighalo para empatarlo a quince minutos del final. A partir de entonces, Argelia se fue al ataque. En la última jugada del partido, Gassama decretó falta al borde del área nigeriana. Mahrez cogió el balón y nadie se atrevió a discutirle su autoridad. Zurdazo a la escuadra que le daba a Argelia el acceso a la gran final en un desenlace épico para los Zorros del Desierto.
Senegal y Argelia estarán en la gran final para alzarse con el trofeo. El premio más deseado al superviviente de esta lucha sin tregua.
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