Al firme y esbelto tanque de Marcelino le ha salido, en las últimas semanas, una pequeña brecha que con el tiempo se ha vuelto gigante. Ahora está lleno de grietas y cualquiera puede entrar. Ha pasado de ser inabordable a sufrir constantes ataques que están afectando a la propia tripulación. Y empieza a ser un serio problema.
«Me preocupa el balance defensivo, recibiendo tantos goles es imposible ganar los partidos. Debemos mejorar nuestra intensidad defensiva porque no es la máxima. Si defendemos como hoy ante el Real Madrid es muy posible que nos metan siete. Habrá que mejorar en ese aspecto muchísimo, vamos a trabajar y a ver si podemos cambiarlo», sentenció el técnico amarillo en rueda de prensa tras empatar a tres frente al Viktoria Plzen. Un resultado que le hace pasar como segundo clasificado y con ello, se enfrentará casi con seguridad a un rival de prestigio en la siguiente ronda.
El dato es tremebundo. El Submarino ha pasado de ser uno de los equipos menos goleado del campeonato a encajarlos a pares o ya hasta de tres en tres. Sólo ha dejado su portería a cero una vez en los últimos diez partidos oficiales, en los que ha recibido 15 tantos. Las miradas no se centran en el guardameta, básicamente porque su labor, al menos en Liga, está siendo deslumbrante. Alphonse Areola ha hecho, con sus grandes actuaciones, olvidar por completo a Sergio Asenjo. No pasa lo mismo con Barbosa, que ha encajado seis goles en menos de una semana ante Huesca y Viktoria Plzen.
¿Qué le pasa entonces a la defensa amarilla? Para empezar, que no tiene confianza. Ha entrado en una dinámica negativa -la de todos los años- que le es imposible salir. Segundo, y quizás lo más importante: el huracán de bajas que ha mermado la plantilla de forma inquietante, sobre todo en el lateral. Mario, Rukavina, Jaume Costa y ayer Jokic, además de Bonera en el centro de la zaga, han sufrido distintas lesiones dejando su sitio al recién recuperado Musacchio o a canteranos como Adrián Marín o Miguelón. Incluso Jonathan dos Santos tuvo que actuar de lateral derecho por un tiempo la pasada jornada ante el Rayo… y también se lesionó.
Empezar a frenar la sangría de goles no debe solucionarse con un poco de esparadrapo en la brecha. Hay que volver al principio, intentar averiguar por qué se dan tantas lesiones y cambiar el sistema. Recuperar la confianza -que no estamos tan mal, hombre- y aumentar esa intensidad y ambición que ha caracterizado siempre a los de amarillo. Y no hay mejor rival que el Real Madrid para demostrarlo.