Mijail LÓPEZ.– El tiempo vuela y hace tan sólo un año Sir Alex Ferguson anunciaba su retiro como técnico del Manchester United. Tras 26 años en el club, el escocés decidió dar un paso al lado. Lo haría a lo grande, con un título de Premier League, y dejando una situación de muchas dudas en el futuro del club.
La temporada 2013/14 fue, de inicio, curiosa, o al menos no seguía el guión de las últimas. Grandes clubes de la talla mundial de Real Madrid, Barcelona, Bayern Munich, PSG, Chelsea, Manchester City, Napoli y Manchester United empezaron la campaña con nuevos entrenadores en sus respectivos banquillos.
Los resultados para la mayoría han sido más que satisfactorios. Carlo Ancelotti ganaba la Copa del Rey y es finalista de la Champions League en el Real Madrid. Tata Martino, a pesar de haber sido eliminado de la Copa de Europa y caer en la Final de Copa ante el Real Madrid, tiene junto al Barcelona en su mano ser campeones de Liga. Pep Guardiola ganó la Bundesliga en Alemania con el Bayern de Múnich, mismo caso para Laurent Blanc (que también ganó la Copa de Francia) en el Paris Saint Germain. Jose Mourinho ha peleado por la Premier League y la Liga de Campeones hasta las últimas fechas. Por su parte, Manuel Pellegrini, ganó la Capital One Cup y podría coronarse este domingo campeón de la Premier. Mientras que Rafa Benitez logró la Coppa Italia ante la Fiorentina con el Napoli. Manchester United, con David Moyes, es la excepción a esta regla dorada y victoriosa que se presentó en los banquillos europeos.
Mientras estos otros clubes han encontrado solución rápida a sus problemas en la dirigencia técnica, el Manchester United es un barco a la deriva, que no ha ganado nada esta temporada y que, salvo milagro mayúsculo, no jugará la próxima temporada en Europa. Pero, ¿cuál es la diferencia entre el United y los otros ejemplos comentados?
Un solo nombre: Sir Alex Ferguson. El técnico escocés dejó al Manchester United y a sus aficionados hace aproximadamente un año con muchas dudas sobre el futuro de la institución. Si algo estaba mal en el club, Ferguson lo arreglaba, era el hombre de las soluciones, el que para todo tenía respuesta. Un hombre que logró ganar una Premier League con chicos recién salidos de la cantera (la conocida como Generación del 92, con los Scholes, Giggs, Beckham y Gary Neville). Un entrenador que logró superar al Liverpool en el palmarés de títulos ligueros. Una especie única dentro del mundo de los banquillos.
Se esperaba que esta temporada fuera la de transición para los Red Devils. Un año para adaptarse a la nueva dirigencia y a los nuevos métodos que llegarían con la misma, de igual manera, para que esa misma dirigencia se adaptara a lo que es el club, a los valores y principios tan marcados que siempre ha tenido en su historia.
Sin embargo, no ha sido así. Los malos resultados y la poca paciencia de los Glazer con el proceso Moyes han dejado al club en una situación peor a la cual estaba hace un año. Si el futuro era incierto en ese momento, ahora lo es aún más, tras una temporada irregular y que deja el casillero de títulos a cero.
El prospecto de Van Gaal es muy atrayente y es el tipo de personalidad que necesita el club, pero aún sí, como todo en el fútbol, no hay seguridad de que tendrá éxito. Esa incertidumbre es un sentimiento nuevo para los fans y dirigentes, porque en fútbol no existe garantía, pero si hubo un técnico que se acercó a eso. Fue Sir Alex Ferguson, y tras un año desde su salida del club, el vacío importante que dejó solo logró hacerse más grande.
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