No ha terminado la temporada 2015 y ya se preparan los motores para la próxima. En Milán se ha presentado la 99ª edición del Giro d’Italia, que en 21 etapas, 3383 kilómetros y del 6 al 29 mayo recorrerá el país transalpino y no solo.
Por tercera vez en este siglo el Giro comenzará en los Países Bajos, como en 2002 y 2010, la 12ª vez que lo hará fuera de las fronteras italianos. Y después de dos contrarrelojes llanas, una cronoescalada, cuatro etapas de alta montaña, siete de media montaña y diez pasos por encima de los 2000 metros de altura finalizará a Turín por primera vez desde 1982.
Tras un prólogo de menos de 10 kilómetros en Apeldoorn y dos etapas llanas entre Aarnhem y Nijmegen, se repite la fórmula de hace dos años, cuando se empezó en Belfast: primer día de descanso para el largo traslado hasta el sur de Italia. Al mezzogiorno vuelve la carrera en Catanzaro, para iniciar un recorrido clásico hacia el norte: la media montaña comienza hasta la costa calabresa en Praia a Mare, y previo paso por Benevento, primera gran llegada en alto en Roccaraso, en los Apeninos abruzos.
Después la transición por Foligno, protagonismo para las bellezas toscanas: etapa movida con final en la medieval Arezzo y la contrarreloj llana de más de 40 kilómetros por las preciosas laderas y viñedos de la región de Chianti para dar final a la primera semana. Más adelante, media montaña con final de nuevo en Sestola y tras el traslado la Emilia-Romagna, comienza el gran bloque de montaña con una preciosa etapa en el Friuli.
La orgía dolomítica con final en Corvara, previo paso por Pordoi, Sella, Gardena, Campolongo y el encadenado final Giau-Valparola, siempre por encima de los 2000 metros, con meta tras el descenso y la cronoescalada, de poco más de 10 kilómetros, a Alpe di Siusi, finalizan la segunda semana. Luego quedan cuatro etapas más de alta montaña para cerrar el Giro: final en el repecho de Andalo tras superar Mendola y Fai della Paganella; llegada a la estación francesa de Risoul tras superar la Cima Coppi, este año el Col dell’Agnello; y la penúltima etapa, corta y dura, con Vars, el coloso de La Bonette, el Col della Lombarda y final en otro repecho en Sant’Anna di Vinavio.
En definitiva, un recorrido bastante más equilibrado que la del año pasado, con mayor importancia para la media montaña, en la que solo parecen fallar una cronoescalada un tanto extraña por recorrido y situación y el traslado inicial desde los Países Bajos. De nuevo, la mayor acción quedará reservada para la semana final, con la sucesión de puertos de montaña a altitudes de trono. Y si los protagonistas se entregan como lo hicieron en 2015, el recorrido también acompañará.