Los grandes equipos campeones lo son por historia, desde hace varias décadas y, en algunos casos, desde hace más de un siglo. Pero siempre hay alguna excepción de un equipo moderno que consigue campeonar en su modalidad, aunque difícilmente alguno tendrá un origen tan curioso como el de los Anaheim Ducks de la NHL, cuyo título de la Stanley Cup cumple una década.
Los que fueran niños en los ’90 tenían la suerte de no tener internet, y esta revolución digital les permitió vivir una infancia más pura y que simplemente fuera eso, su infancia. Los más jóvenes de hoy en día quieren crecer más rápido, en ocasiones de forma forzada y no saben lo que se están perdiendo. En aquella época uno de los principales reclamos para los más pequeños eran las películas de Disney. Los ’90 dieron a luz a Aladdín, El Rey León, Pocahontas, La Bella y la Bestia o Tarzán. Clásicos atemporales que se mantienen vigentes. Un filme de la compañía Walt Disney, aunque no de animación, fue el “papá” del equipo al que previamente me refería.
El origen
En el año 1992 se estrenó The Mighty Ducks (Somos los mejores fue su traducción al español), una comedia distribuida por Walt Disney que narraba las aventuras y la historia de auto-superación de un grupo de niños, entrenados por un ex alcohólico que se ve obligado a formar un equipo de hockey hielo como parte de sus trabajos comunitarios de reinserción, que pasó de ser uno de los peores a ser campeones. La película fue todo un éxito, llegó una segunta entrega en la cual los jugadores vestían la misma camiseta que el equipo real e incluso se lanzó una serie de dibujos animados con el mismo nombre en la que unos patos jugaban al hockey.
A Walt Disney le entusiasmó tanto su creación que quiso hacerlo realidad y creó una franquicia en Anaheim, estado de California, cerca de Disneyland. Su debut en la NHL se produjo en el año 1994 de forma discreta y la siguiente campaña los resultados no serían mejores; finalizaron en último lugar. Pero como sucediera en la película, los ‘patos’ nunca se rindieron y en la temporada 1996-97 consiguieron clasificarse para Play-Offs.
La joven franquicia continuaba creciendo, repitiendo en la post temporada y su primera gran oportunidad llegó en el año 2003, cuando se clasificó para las finales y luchó por la prestigiosa Stanley Cup. Finalmente fueron derrotados por los New Jersey Devils en el séptimo partido pero ‘Los Patos Peligrosos’ ya hacían honor a su nombre.
Año 2004, una época de cambios
El cierre patronal del año 2004 provocó que la compañía Disney se impacientase y quisiera deshacerse del equipo y lo vendieron por 75 millones de dólares a Henri Samuelsen y su esposa Susan, dueños de Broadcom. Un cambio en los despachos que fue precedido por varios en la parcela deportiva; varios jugadores veteranos salieron, ficharon a otros tantos y, una decisión tremendamente controvertida, en el año 2006 retiraron el logo, los colores y el nombre de Might Ducks por Anaheim Ducks. Había que dejar atrás el pasado, un pasado muy bonito.
Año 2007, la gloria
Los Mighty Ducks originales, los de la gran pantalla, nunca se rindieron y consiguieron ser campeones. El equipo de la NHL, aunque ya no llevase a su característico pato en la camiseta, tocó la gloria en el año 2007 tras imponerse en las finales por 4-1 a los Ottawa Senators y alzarse con la primera Stanley Cup de su historia y su gran capitán Scott Niedermayer renovó una temporada más.
En el año 2013, como conmemoración a los 20 años de la franquicia, los Anaheim Ducks vistieron una camiseta retro de los Mighty Ducks contra, precisamente, los Ottawa Senators en un partido que ganaron de forma contundente. Hoy, en 2017, además de haber recuperado el antiguo logo de los Mighty Ducks para su tercera equipación, de haber recuperado su pasado y su identidad pues no es tan solo un logo, se cumplen diez años del título ganado por un equipo de película. Un equipo con un origen en un filme destinado a hacer sonreír a los niños y transmitir un mensaje esperanzador; que nunca hay que rendirse por difícil que parezca y hay que confiar en tus posibilidades. Hoy, aquellos patos peligrosos sacan esa sonrisa a miles, tal vez millones, de personas que aman el deporte.