Para conquistar un Mundial hay que ir quemando etapas, y eso significa, inevitablemente, dejar en el camino a grandes selecciones, a favoritas reales al título. La semifinal entre Brasil y Alemania es una de esas etapas en las que, con toda certeza, una selección favorita dirá adiós al Mundial de Brasil. Para la anfitriona puede ser un desastre; para Alemania, un problema pasajero.
El Brasil – Alemania (22:00h, GolT / Telecinco) ha empezado desde mucho antes del pitido inicial. Desde el mismo momento en el que Brasil consiguió el pase a semifinales en detrimento de Colombia, la alegría momentánea dio paso al nerviosismo latente: Ni Neymar, por lesión, ni Thiago Silva, por sanción, jugarían la semifinal que, para más inri, era contra una de las favoritas: Alemania.
El nerviosismo, por otro lado, está fundamentado. Brasil ha ido dando tumbos por la competición, con luces y sombras, y ha ido cumpliendo sus compromisos con más empuje que argumentos. Y esto, siendo justos, contra combinados que en principio, sobre el papel, no suponían una verdadera amenaza. Es por ello que la certeza de verse las caras con el conjunto teutón, con su potencial demostrado en sus respectivos partidos, cayó como un jarro de agua helada. Ahora Brasil no puede confiar sus ventura a si Neymar se levantó con el pie derecho, ni siquiera a la providencial lectura del juego defensivo de Thiago Silva. Para Scolari, y por ende para Brasil, de todos los potenciales lesionados que tiene la selección carioca, las bajas de los mencionados anteriormente son las más sensibles que uno se pueda imaginar. Alemania será la prueba de fuego para testar a una Brasil que puede salir por dos caminos: o se olvida de la sobredimensión creada alrededor en estos días y se conjura como equipo para vencer a las adversidades, o se sumerge en una anomia colectiva que lo lleve al fracaso.
Una cosa parece clara: si Brasil pretende jugar con fuego como lo ha hecho en anteriores partidos, dejando al rival acercarse a sus barbas peligrosamente, se puede llevar un severo castigo. Los bávaros no se caracterizan por su condescendencia y, teniendo jugadores sobradamente capacitados para provocar una masacre. Para contrarrestar el terremoto alemán, parece que Scolari tiene una idea fija: Dante entrará por Thiago Silva. La baja de Neymar trae más complicaciones. William sería el recambio más natural, pero la tendencia conservadora de Scolari le puede llevar a tomar la decisión de formar un trivote con Luiz Gustavo (que vuelve tras la sanción), Paulinho y Fernandinho.
En el plano estadístico, los números favorecen a Brasil: de los 21 partidos totales que han disputado ambas selecciones, la selección carioca ha ganado en 12 de ellos y ha perdido en 4. Las estadísticas, como ya se sabe, están para romperlas. Brasil cuenta con la inestabilidad de sus (fundamentales) bajas, mientras que Alemania viene lanzada y con el equipo en forma. Veremos si el Mineirao ruge lo suficiente como para disimular a las estrellas ausentes y formar un bloque macizo con dirección a la final. Hay partidazo.
XI PROBABLE
Julio César; Maicon, David Luiz, Dante, Marcelo; Luiz Gustavo, Fernandinho, Paulinho; Hulk, Oscar, Fred.