10 años después, Los Angeles Lakers están muy cerca volver a ser campeones, de agarrar de nuevo la gloria con la mano, de conseguir ese ansiado anillo que les iguale a los 17 de sus archienemigos Celtics. Lejos parece quedar una travesía por el desierto que les ha hecho pasar por los momentos más bajos de su histórica franquicia. Sin ir más lejos el curso pasado no se metieron ni en playoffs. Y es que si había un partido clave en estas finales era este. En juego estaba una victoria crucial, una angelina ponía el 3-1 en la eliminatoria y la dejaba casi atada, pero un triunfo de Miami suponía un 2-2 y todo quedaba en el aire.
Después de 3 partidos donde se llegaba a los minutos finales con casi todo sentenciado, este 4º sí nos ofreció emoción hasta casi el último segundo, el más igualado hasta la fecha. Ninguno llegó a los 10 puntos de diferencia. Y se llegó hasta ese punto porque los 2 equipos sabían lo mucho que había en juego y se pusieron sus mejores galas. O casi, porque entre lágrimas, Goran Dragic no pasaba la prueba de última hora y sus problemas físicos le volvían a dejar fuera del combate. Aunque Spoelstra si recuperaba al «tocado» Adebayo. Todo estaba preparado para la gran batalla. Una batalla en la que iban a ser actores principales las dos estrellas de los Lakers. Nuevamente LeBron y Anthony Davis rozaron el triple doble, pero lo más importante, aparecieron en el momento clave del partido. «El Rey» tuvo un primer tiempo impropio, sólo 8 puntos con muchos fallos en el tiro. Dejó lo mejor para el final, un segundo tiempo casi perfecto con 20 puntos y apenas dos fallos. Algunos de esos puntos llegaron con triples casi desde el logo, algo a lo que nos estamos acostumbrando.
Aunque más importante aún fue la aportación de Davis. Son sus primeras finales y parece que lleva las 10 de LeBron .«La Ceja» volvió a hacer un partidazo en ataque, ya incluso se ha convertido en costumbre verle lanzar desde la línea de 3 puntos y anotar. Pero sobre todo lo hizo en defensa con un despliegue descomunal: 4 tapones y mucha intimidación. Un dolor de cabeza para los Heat. Pero no fue el único que se aplicó en defensa. Pese a los 96 puntos anotados, Miami sólo estuvo en un escaso 42% en tiros de campo y perdió 11 balones. Malos números para un partido crucial. Y es que Jimmy Butler no pudo repetir la brutal exhibición del tercer partido y su triple doble de 40 puntos, se quedó en 22 pero con malos porcentajes. Eso sí, bien ayudado por ese extenso fondo de armario del que puede presumir Erik Spoelstra, Adebayo tocado se fue hasta los 15 puntos, Robinson 17 o el joven Tyler Herro 21; sus números como rookie en una final ya son para la historia. Fondo de armario del que no ha podido presumir tanto Frank Vogel durante la temporada pero que parece ser de Armani en estos playoffs. El día que no aparece Howard lo hace Rondo, si no Caruso, D.Green, M.Morris, Kuzma o KCP. Iba a ser precisamente este último el que iba a poner el primer clavo del ataúd a los Heat en los minutos finales con un triple desde la esquina.
Pero la gloria estaba reservada para Davis, el mismo que tras conseguir ese triple ganador ante Denver invocó al espíritu de Kobe para que les siguiera guiando hasta el anillo, era el que iba a poner la puntilla definitiva al partido y seguramente el camino mas recto hacia el título. Primero con su tapón marca de la casa y después con un triple frontal a 40″ para el final. Esta vez LeBron no se fue a los vestuarios antes de acabar el partido: celebró ese triple como si de un anillo se tratara. Lo hizo también el resto del equipo cuando acabó la batalla, conscientes de que ese triunfo les deja muy cerca de la gloria. Del sueño de «El Rey» de ser el primer jugador franquicia en ganar 3 anillos con 3 camisetas diferentes, el 4º en total y acercarse más a Jordan. O del primero de un Anthony Davis que fichó por los Lakers para ganar por fin el anillo y está muy cerca de conseguirlo para seguir así la estela del espíritu de Kobe, que parece ir guiando a sus Lakers para volver a juntarse otra vez en el cielo. El cielo de la NBA.
Imagen de cabecera: Kevin C. Cox/Getty Images
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