Anoche me imaginé a la mitad de la España futbolera recorriendo sus salones y bares celebrando, al estilo Sampaoli, el gol de Jovetic. Ayer todos esos se pusieron el traje de la remontada, el traje del gol en el descuento. Así solía ir vestido el Madrid en los últimos tiempos, pero ayer eligió otro uniforme.
Zidane decidió poner orden en defensa con tres centrales, algo que nos hizo retroceder 17 años en la historia blanca, a un Manchester United-Real Madrid, el del taconazo de Redondo y los dos goles de Raúl. Como en el fútbol mandan los resultados, Del Bosque repitió aquel esquema a lo largo de la temporada hasta ganar la Octava; no creo que Zidane lo haga. El Madrid aceptó la batalla táctica y sostuvo las tablas hasta que Cristiano marcó de penalti. Quizás ése fue el problema, ponerse por delante y renunciar a la opción de remontar, en definitiva, vestirse con la ropa que mejor le queda.
El Madrid suele gobernar en el caos, pero ayer sobrevivió en el orden y sucumbió en la agitación, que llegó a partir del minuto 85. La zona temporal que mejor dominan los blancos les pilló con la camisa de otro.
¿Y ahora qué? Pues a no repetir el disfraz de hace dos años. Tras 22 victorias consecutivas con Ancelotti, llegó enero, una derrota en Valencia y se sucedieron las malas noticias: eliminados de la Copa en octavos, el 4-0 del Calderón, el cumpleaños de Cristiano Ronaldo, Kevin Roldán y el triplete del Barça. Dicen que la historia es cíclica, Zidane no puede impedir que Cristiano cumpla un año más… ¿Y lo demás?