A Giovinco se le caen los goles y las asistencias. En 23 partidos que lleva de aventura en la Major League Soccer ha dado 10 pases de gol y ha anotado 16 tantos. Además, está bien acompañado con el centrocampista más decisivo de la liga, Michel Bradley –a expensas de ver qué tal llegan Gerrard, Pirlo y Lampard-, y con el siempre irregular Jozy Altidore, que no está haciendo un mal año. A eso le sumas Cheyrou poniendo orden de pivote y el fichaje de Herculez Gómez y tienes un buen equipo para pedirte en el Fifa.
Y con todo eso no van a ganar la liga, llegarán a Play-Offs y en cuanto les pille uno de los grandes ‘adiós, muy buenas’. ¿Por qué? Porque ellos así lo quieren, porque los millones siguen gastándose y no varían muchas cosas atrás. Querer optar a algo importante con esa defensa y portería es una falta de respeto. En Toronto llevan años dándose de bruces y ya van unos cuantos talones llenos de ceros gastados.
Es una buena noticia para la MLS que ni el Giovinco más en forma pueda decantar la balanza. La portería de Toronto es un drama y su defensa un chiste. Pero es que hacen cosas muy raras. Primero firman a Perquis como incorporación de lujo para la defensa, cuando ya había dejado claro que no estaba para mucho; después cortan la progresión de un prometedor central como Hagglund; insisten con Bendik en portería porque igual no ha dejado claro estos años que no da de sí; luego firman a Kantari que poco ha tardado en dejar claro el nivel que tiene y luego transfieren a Creavalle, que no era gran cosa pero era un comodín para la defensa, para traer a Herculez Gomez. Otro delantero, que no es una mala incorporación pero para nada lógica.
Es una falta de respeto a ellos mismos. Ves a Altidore y a Giovinco, desde el centro del campo cuando el rival ataca, mirando a sus compañeros con miedo y curiosidad, “a ver con qué nos sorprenden hoy”, y a Bradley corriendo, tapando huecos, gritando, ordenando, pero… de donde no hay, no se puede sacar.
Hace dos jornadas fue Sporting Kansas City quien pasó por Toronto, sin brillar pero con cabeza, viendo el espectáculo en estado puro. 0-1 de penalti tonto, empató Toronto con un golazo al primer toque con Giovinco-Bradley imponiéndose y luego, los regalos de siempre. Dos goles evitables con Bendik perdiendo la referencia del larguero y los centrales siendo ellos mismos.
Y llegó el choque contra New York Red Bulls que debería servir ya de ultimatum, un candidato al título que les apabulló, uno más quiero decir. Que el delantero controle, coja su rechace, se pare y filtre un pase para el 1-0. Luego aparezca sin marca el lateral izquierdo local, tire centrado y el portero haga el resto. Demasiados goles demostrando que el próximo talón lleno de ceros debería ser un central o un portero. Si siguen a este ritmo no descarto que sean Giovinco, Bradley y Altidore que monten un crowfunding para financiar ese fichaje. Mientras tanto, Toronto llegará a Play-Off con el agua al cuello cuando Giovinco no los marque a pares.
Madrid, 1992. Periodismo y Comunicación Audiovisual. El fútbol es historia como pasiones, aunque no revueltas. Ahora en Guías @MARCA. Hablando de Premier en @playfutbol. Trasnocho para ver soccer.