Por fin ha comenzado de nuevo la Copa del Rey. Sé lo que está pensando mucha gente, «la Copa aburre, jugar en campos malísimos, jugar contra equipos de muchas divisiones más abajo…». No tienen ni idea. La Copa del Rey es una competición tremenda, solo el hecho de que la pueda ganar absolutamente cualquier equipo sin importar los nombres de sus jugadores o si tienen un segundo trabajo la hace una competición emocionantísima. Que luego, a la hora de la verdad, siempre la ganan equipo de primera división, soy consciente, pero la ilusión de los que vienen de abajo no tiene ningún precio.
La Copa nos ha regalado momentazos e historias legendarias. Sin ir más lejos, hace dos años el Alcoyano logró eliminar al Real Madrid -que se dice pronto- en los dieciseisavos de final. Aquel partido tuvo como héroe al grandioso José Juan, portero vigués de 40 años que hizo probablemente el mejor partido de su vida. Menos para la parroquia madridista, se convirtió en ídolo nacional. Pero en esa misma edición, el CD Mirandés alcanzó las semifinales tras eliminar a rivales de la talla de Celta de Vigo, Sevilla y Villarreal. Adivinad quién era su entrenador… Andoni Iraola, actual técnico del Rayo Vallecano. Pero no era la primera vez que lo lograban, pues en la edición 2011/12 también lograron alcanzar las semifinales. En aquella ocasión dejaron atrás a Villarreal, Racing de Santander y Espanyol. Y como estas, muchas más.
La Copa del Rey también es una grandiosa oportunidad de levantar un trofeo para equipos que sí tiene posibilidades realistas pero que no les alcanza para levantar una liga o un trofeo europeo. También tenemos casos muy recientes. Tras la atípica temporada 2019/20, la final terminó siendo un Real Sociedad vs Athletic Club, una final con un morbo terrible. No solamente porque era un derbi vasco, sino porque quien lo ganase tendría el placer de levantar un título, algo que no se ve todos los días en estos clubes. Debido a la pandemia de 2020, esta final se disputó ya en 2021, apenas dos semanas antes de la final de la Copa del Rey de ese año, que enfrentaría a Athletic Club y FC Barcelona. Por tanto, el Athletic Club jugaba dos finales de Copa separadas por dos semanas. Tristemente para ellos perdieron ambas. La Real Sociedad alzó la de 2020 dejándonos imágenes históricas como la foto de Iker Muniain aplaudiendo a los jugadores ‘txuri-urdin’ o la rueda de prensa de Imanol Alguacil sacando su lado más forofo. El Barcelona levantó la de 2021, el último trofeo de Leo Messi con el club de su vida. Y es imposible no acordarse de la final del año pasado: Valencia – Real Betis. Dos históricos del fútbol español en un duelo por tocar metal. Finalmente fueron los verdiblancos quienes tuvieron el honor.
Por casos como estos, la Copa del Rey es el sueño de muchos equipos. Se puede ganar, por supuesto, pero también te puedes quedar fuera a la mínima contra un equipo aparentemente inferior, es lo que tienen tantas rondas a partido único (hasta semifinales). Por esto y mucho más, es un torneo que personalmente me encanta. Da igual de qué colores sea la camiseta que llevas puesta o el escudo de tu pecho, a todos nos gusta ver a un equipo de segunda o tercera división eliminar a un «grande» de nuestro fútbol. El ser humano como especie es morbosa por naturaleza. Todo sea por la narrativa.
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