Basta con dejar una frase aparentemente normal para que el Real Madrid, que no perdona, te engulla. Marco Asensio, justo después de aquel Mundial en el que no destacó, dijo en Vamos que él “no tenía que tirar del carro”. Empezó a moverse por redes sociales y por diferentes medios que no poseía la mentalidad para triunfar en la entidad blanca. Lo cierto es que su balompié desde ahí ha sido una montaña rusa de emociones en la que nadie atisba un final. Y, claro está, nadie tampoco intuye si terminará con una tremenda alegría o con vómitos. El mallorquín pasa de cuajar grandes encuentros al ostracismo. Y, por supuesto, del ostracismo a la gloria.
“Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, le decían al ínclito Peter Parker. Al balear le ocurre algo parecido: con su zurda podría construir imperios. Alguno se ha atrevido a decir que si no tuviera ese golpeo no estaría jugando en la élite. Nada más lejos de la realidad. Asensio no solo tiene un gran disparo: es rápido, tiene último pase y, cuando arriesga, suele desequilibrar regateando. Solo le falta ser mucho más descarado cuando posee el cuero. No cuando celebra los tantos.
En el esquema táctico de Carlo Ancelotti encaja a la perfección. Ahora mismo acompaña a una de las duplas más mortíferas en Europa: Benzema y Vinicius. Pese a que la gran mayoría de los focos se los están llevando el francés y el brasileño, sigue dejando detalles de grandísima calidad e incluso ha abierto la lata en varias ocasiones. Sus números son destacables: ha anotado 7 tantos en los 21 envites en los que ha participado. No está nada mal para un jugador que es el tercero en discordia en el ataque blanco.
Queda por saber dónde está su límite. Con su club lo ha ganado prácticamente todo, con apariciones estelares en la Champions League desde que era muy joven. La más que probable llegada de Kylian Mbappé le podría cerrar la puerta de la titularidad. Si quiere ser un futbolista importante también en la selección, donde no ha tenido continuidad, deberá plantearse el futuro. Florentino Pérez, parece ser, quiere revolucionar el mercado y eso no es una buena noticia para él. Formar parte de la unidad B, a sus 26 años, ya no es una opción válida. Pese a que últimamente su rendimiento no está siendo malo quizás su futuro está lejos del Bernabéu.
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