El fútbol modesto a nivel de selecciones esconde muchas veces historias oscuras alejadas de los grandes focos. Es el caso de la pequeña selección de Timor Este, que fue sancionada por la utilización de 12 jugadores brasileños que habían sido nacionalizados ilegalmente.
El pequeño país, antigua colonia portuguesa, situado en el sureste asiático en la parte oriental de la isla de Timor, al norte de Australia, se independizó de Indonesia en el año 2002 tras décadas de violencia. Forma parte de la FIFA como federación en 2005.
A partir de 2012, nacionalizó a numerosos jugadores brasileños, hasta el punto de que hubo partidos en los que llegó a jugar con más futbolistas de Brasil que locales. Fue entonces, en octubre de 2012, siete años después de entrar en la FIFA y nueve después de su primer partido, cuando consiguió su primera victoria, contra Camboya (5-1). En 2015 también ganó su primera y única eliminatoria de clasificación para el Mundial, contra Mongolia (global 5-1).
Rodrigo Sousa, con la selección de Timor Este en un partido contra EAU | KAMARUL AKHIR/AFP/Getty Images
A pesar de no conseguir clasificarse para ninguna gran competición y tras las quejas de algunos de sus rivales, la FIFA comenzó a investigar las nacionalizaciones en el año 2016. Y en enero de 2017, la Confederación Asiática de Fútbol (AFC) sancionó a Timor Este con la expulsión de la próxima Copa Asia 2023 por la nacionalización y alineación indebida de 12 jugadores brasileños en 29 partidos. La FIFA también investiga otros siete partidos bajo su jurisdicción entre 2012 y 2015.
Ahora, el propio gobierno de Timor Este ha anulado la nacionalización y declarado nulos los pasaportes de nueve de esos futbolistas: Diogo Rangel -ex Vasco da Gama y Palmeiras-, Felipe Bertoldo -ex Botafogo-, Jairo Neto, Junior Aparecido Guimora de Souza, Patrick Fabiano, Paulo Martins, Paulo Helber, Ramon Saro y Rodrigo Silva.
La confirmación de este fraude llevará probablemente a nuevas sanciones de la FIFA para la selección de Timor Este.