Gonzalo DE MELO – Y no vamos aquí a justificar el traspié de España. Este no pretende ser un artículo oportunista, sino que pretende repasar lo que fue, y lo que es, la Copa Davis en un calendario tenístico que anda lleno de compromisos.
Año 1900. Primera edición de una competición que nació con el único objetivo de crear una competición internacional entre los mejores tenistas del mundo. Y el mundo, en aquella época, era eminentemente anglosajón. De ahí que Dwight Filley Davis, tenista y político estadounidense, le propuso a Holcombe Ward, su compañero de dobles, la creación de un torneo que se jugase entre americanos e ingleses.
Con la única excepción de Bélgica en 1904, las dos primeras décadas del siglo XX vieron como Estados Unidos, Reino Unido y Australia disputaban todas las finales de la Copa Davis.
El tenis y la Copa Davis, por supuesto, han cambiado mucho. La estructura actual del grupo mundial (que vienen a ser las 16 mejor selecciones del mundo) se concibió en 1981. La organiza la Federación Internacional de Tenis (ITF, en inglés), que es la misma que se encarga de organizar los Grand Slam.
¿Cuál es el problema, entonces? ¿Por qué vemos tan poco en la Davis a los mejores tenistas del circuito? ¿Por qué nos sorprende que Federer, después de muchísimos años, haya jugado un partido con Suiza? El problema de raíz es el calendario. La enorme cantidad de torneos organizados por la ATP con los Challenger, ATP 250, ATP 500, los Masters 1000 y la Copa Masters.
En esta temporada que se inició a finales de 2013 en Brisbane se disputarán 61 torneos ATP. No se incluyen los organizados por la ITF; los 4 Grand Slam, además de la Copa Davis. Suman, pues, un total de 66 torneos. Teniendo en cuenta que nadie los disputa todos, el número de torneos se eleva hasta una cifra inasumible para cualquier humano, por muy profesional de la raqueta que sea.
Copa Davis, en su esencia, parte de la base romántica por la cual se cree que todos jugarán, de manera desinteresada, por su país. Muchos (y bravo por ellos) lo hacen. Otros, por compromisos comerciales y, por encima de todo, preocupados por su propia carrera, no se arriesgarán a jugar una eliminatoria cuando aún queda mucha temporada por delante.
La solución debería pasar por una readaptación de una competición tan tradicional como la Davis; si en todos los demás deportes se juega el Mundial o el Europeo cada dos o cuatro años, ¿por qué no hacerlo con el tenis?
La propuesta de los tenistas está ya en la mesa de la ITF: formato bienal, mientras los espectadores ven como sus mejores tenistas quieren (o deben) descansar para rendir durante una temporada que hace cuesta arriba.
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