Gonzalo DE MELO – Ex números uno, mitos tenísticos de décadas atrás… ¿Qué ha sido de ellos? ¿Siguen relacionados con el mundo del tenis? ¿Han aparcado definitivamente los cordajes, las muñequeras y todo lo que le recuerde a esos años en los que alcanzaron la cima?
Repasamos, en esta segunda entrega, qué es lo que hacen con su vida los ex números 1:
– Ilie Nastase: siendo el primer número 1 desde la instauración del ranking de la ATP en 1973, a Nastase se le conoce más por lo que hace y dice fuera de las pistas que por su juego. Bromista hasta la extenuación, el bufón de Bucarest fue un depredador… en la cama. En 2004 publicó su autobiografía, en la que aseguraba que se había acostado con más de 2500 mujeres. Confesó, también, que perdió la virginidad con 20 años con una prostituta traída por Ion Tiriac, uno de los responsables en la actualidad del Masters 1000 de Madrid. Director general de dos radios en Rumanía y presidente de la Federación Rumana de Tenis, Nastase fue un cabra loca que le dio por empuñar una raqueta. Y no se le dio del todo mal.
– John Newcombe: si Joan Balcells fue famoso por sus patillas, Newcombe lo fue por su bigote. Al igual que otros muchos famosos que aseguran partes de su cuerpo, el de Newcombe lo está por 13 millones de dólares, a pesar de que el australiano lo negase constantemente. Amigo de copas del ex presidente George W. Bush, fue protagonista involuntario de la primera Copa Davis del tenis español: él era el capitán del equipo australiano. El legado de Newcombe fue su descomunal servicio, su simpatía natural, su bigote y el haberse emborrachado con el que en un futuro sería el presidente de los Estados Unidos, tras dejar atrás su problema de alcoholismo.
– Stefan Edberg: ídolo y referente de Roger Federer, no es casualidad que el tenista sueco haya sido el que ha recibido más veces el Premio de Honor de Caballerosidad Deportiva, al que la ATP terminó rebautizando como Edberg Sportsmanship Award. Tremendamente frío en la pista, el escandinavo ha sido el único, junto a McEnroe, que han alcanzado el número 1 en las modalidades de individual y dobles. Reconocido hincha del Leeds United, su servicio se utiliza como logo del Open de Australia. Tras retirarse sigue jugando en el circuito sénior y practica otros deportes como el squash o el bádminton.
– Boris Becker: talento y juventud. Y juguete roto, como otros muchos que alcanzan la cima para despeñarse, en vez de realizar un descenso pausado. Mujeriego y protagonista de multitud de escándalos (hijos fuera del matrimonio, acusado de evadir impuestos y habiendo pisado más tribunales que pistas de tenis), Boris Becker saltó a la fama en 1985 al ganar Wimbledon con 17 años y entrando de cabeza a la historia al ser el primer jugador no cabeza de serie, el primer alemán y el tenista más joven en levantar el trofeo de oro de la hierba londinense. Habiendo compartido lugar de entrenamiento en su juventud junto a otro mito como Steffi Graff, Becker es hoy un jugador de póquer profesional.
– Jim Courier: el estadounidense atípico. Habiendo ganado 4 Grand Slam, Courier no fue capaz de ganar en Wimbledon y en el US Open, ambos de terreno abonado para el jugador americano con buen saque y volea. Desde su retirada sigue relacionado con el mundo del tenis; comentarista como otros muchos, a Courier no se le han caído los anillos por ser el reportero a pie de pista. Empresario de éxito con su propia empresa de organización de eventos deportivos, a Courier también se le conoce por su faceta solidaria, ya que es el fundador de la ONG “Los niños de Courier”, encargada de apoyar programas de reinserción para niños en Florida.
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