Correcto, te toca leer otra vez sobre Lamine Yamal. Lo primero que me gustaría hacer es pedir disculpas a Flick, quien siempre evita centrar el foco en el joven jugador para protegerlo. Lo siento, Hansi, pero después de su exhibición ante el Betis, me veo obligado a volver a ensalzar la figura de un chaval de 17 años que cada día que pasa me fascina más.
Tres días después de tumbar al Madrid en la primera final de la temporada, el Barça se gustó en Montjuïc. Otro recital, esta vez en Copa y con los de Manuel Pellegrini como víctimas. El Real Betis no fue rival para un equipo que ha vuelto a coger velocidad de crucero en 2025. En un gran colectivo, sobresale la figura de un niño de Rocafonda que se divierte y divierte cada vez que agarra el balón. Su nivel no es normal, de hecho, es tan bueno que asusta. “Después de Messi, es el mejor del mundo”, respondió Gavi a los periodistas cuando fue preguntado por su compañero de equipo.
El simple hecho de compararle o citarle junto al mejor jugador de todos los tiempos impacta, pero uno no puede negar lo que ve. Probablemente jamás alcance el nivel de Leo, pero a su misma edad supera con creces los registros del astro argentino. Da miedo pensar cuál puede ser su límite, que por el bien del fútbol, esperamos que quede muy lejos todavía.
Con espíritu brasileño, a cada jugada deja un detalle nuevo. Un recorte, un cambio de ritmo, una gambeta, un balón picado, un pase a la red, cada cual más sorprendente. Lamine lo tiene todo. Una galería infinita de recursos que deseo seguir descubriendo. No es de extrañar que se le compare también con Neymar, quien siempre ha dicho que es su espejo e ídolo futbolístico. ¿Una fusión? Símiles aparte, estamos ante un futbolista único. “Es muy bueno, el mejor actualmente. Pero, es una tontería compararlo con Messi, porque solo habrá uno. Como sólo habrá un Xavi, un Iniesta o un Busquets. Nosotros tenemos que hacer nuestro camino”, dijo Gavi, añadiendo prudencia en su elogio. De acuerdo con el de Los Palacios.
El Barça gozó de una generación legendaria de futbolistas formados en casa. La ambición del ahora es consagrar la nueva horneada de jóvenes que aspiran a liderar el equipo de la próxima década. Del pasado jamás se vive, aunque el recuerdo emocione. Cubarsí, Balde, Casadó, Gavi y Lamine deben escribir su propia historia. Ya lo están haciendo.
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