La Supercoppa italiana tuvo unas fechas y una localización fuera de lo normal. Disputada en 22 de diciembre, recién entrado el invierno, supuso el último partido de la élite italiana en el año 2014, aunque no en el país transalpino, sino en la exótica -cada vez menos para eventos deportivos- Qatar. En Doha, concretamente, se enfrentaron Juventus y Napoli, últimos campeones de Serie A y Coppa Italia. Igual que en 2012 y en 1990, con un triunfo para cada uno.
Pese a iniciar con el ritmo habitual de las pachangas veraniegas que tantas veces se impone en las supercopas comunes, el partido fue tomando intensidad poco a poco. Y emoción a medida que el cansancio comenzó a hacer efecto en las piernas de ambos contendientes. Futbolísticamente el encuentro fue flojo, con numerosos errores individuales como el que condujo al primer gol, al cuarto minuto. Los dos centrales del Napoli, Albiol y Koulibaly, cada vez más criticados, chocaron entre sí, dejando en bandeja el tanto a Carlos Tévez.
Y es que el protagonismo de la Supercoppa italiana en Qatar fue, durante el tiempo de juego, para los argentinos. Tévez, en sus contadas apariciones, fue lo más destacado de su equipo en el resto de la primera parte, poniendo en peligro a la zaga partenopeo con sus destellos. La Juventus para entonces había comenzado ya a sestear, contemporizando esfuerzos, teniendo en mente los realizados hasta ahora en la temporada y los que están por venir.
El Napoli, envuelto en una importante crisis deportiva, de juego e institucional desde hace ya varias semanas, lo aprovechó disputando uno de sus partidos -junto al ganado a la Roma- más completos de la temporada. De la mano de un genial De Guzman, con libertad en tres cuartos, y un activo Hamsik, el Napoli agarró hasta el brazo la mano que le tendió la Juventus, que ni siquiera contragolpeaba. Higuaín, que ya había golpeado el palo -como antes Hamsik-, cabeceó una fantástica jugada de De Guzman por la izquierda, para forzar la prórroga.
Tiempo suplementario, más de 90 minutos justo antes de las vacaciones invernales y la fatiga se acentuó. En este contexto, las individualidades multiplicaron su importancia. La Juve volvió a dominar y una gran jugada de Pogba, desparecido -como Vidal- hasta entonces- en la frontal del área permitió a Tévez, tras un gran regate, adelantar de nuevo a los juventinos. A continuación, Buffon, en el área contraria, salvaba con espectacularidad a su equipo, pero nada pudo hacer ante un nuevo zarpazo de Higuaín, que remachó un balón suelto en el área. Tévez por dos, Higuaín por otros dos y el destino de la Supercoppa desde los once metros.
Fatal comienzo de tanda, con los errores de Jorginho y Tévez. Nadie falló luego hasta la muerte súbita, igualdad total. Posteriormente, al error de Mertens respondió Chiellini, y al de Callejón, Pereyra. Buffon paró tres penaltis, pero el brasileño Rafael, tras encomendarse al Altísimo y bailar sobre la línea, paró el decisivo. El triste protagonista fue un secundario, Simone Padoin. El alegre, todo el equipo del Napoli, que celebró, con el presidente De Laurentiis en primer plano, el segundo título de la era Benítez. Cuando más dudas había.