
Hacía
mucho tiempo que nadie cuajaba un debut tan ilusionante con la camiseta
verdiblanca. Y puede que decenios desde que dos futbolistas se pusieran de
acuerdo para hacer coincidir sendas actuaciones tan destacadas en su primer día
conjunto en la oficina como las que ofrecieron Marc Bartra y Loren
Morón ante el Villarreal. Y todo ello, en el partido más “feo” en
cuanto a forma y propuesta estética de cuantos haya planteado el Betis de
Quique Setién desde el inicio del curso.
Acuciado
por la cantidad de goles recibidos y más aún por los recurrentes errores
flagrantes en fase de salida, el Betis modificó su estilo y condicionó su
plan inicial al del rival por primera vez. Al menos, no lo había hecho
hasta la fecha de una forma tan evidente. La estructura de tres centrales, que
ya se vio recientemente de manera relativamente positiva en la primera parte
ante el Barça, dividió la lógica presión adelantada del Villarreal e
impidió a los de Javi Calleja hallar con frecuencia jugosos espacios
para que especialistas como Castillejo o Bacca los castigasen,
aunque fuese a costa de repartir el dominio y la posesión.
Todo
el planteamiento quedó condicionado por la temprana expulsión de Bonera y
aunque es cierto que el Betis mostró un mayor aplomo defensivo por una mera cuestión
numérica y sacó los tres puntos ante un rival de altura, no sin el sufrimiento
marca de la casa; encontró mucho más que las respuestas concretas y temporales
que buscaba: encontró dos vías para aprender a sufrir mejor, para sufrir de
otra manera, para sacar el máximo partido de sus virtudes en un mayor número de
escenarios. Encontró dos ases bajo la manga. Uno que con el que se
acababa de hacer expresamente y otro que apareció por sorpresa como una
tormenta de verano… en pleno invierno.
Bartra
dejó patente desde el minuto uno que su llegada supone una subida de nivel
tremenda. Acostumbrado
a jugar expuesto, su iniciativa con el balón para escapar de la presión en
conducción con fluidez y colmillo, para verticalizar con el pase y para elegir
con sapiencia por dónde dar salida al juego encajan a las mil maravillas con el
estilo sin la necesidad de un aprendizaje que ya trae de serie. Un matiz muy
importante, junto a la consecuente suficiencia y naturalidad en sus acciones,
para dar ese salto de calidad global. El catalán llega, además, en un momento
de madurez y plenitud ideal, lo que le sitúa desde ya y tras la fatal lesión de
Feddal, con quien apuntaba a crear una sociedad sobresaliente, como el
claro líder de la zaga. El tipo que remarca con su personalidad y su aptitud,
la actitud y la altura defensivas proactivas y valientes que deben vertebrar a
todo el grupo.
«Marc
Bartra se va a ganar estar de vuelta en la Selección. Le va a demostrar a
Lopetegui que tiene nivel para estar. Además, él entiende perfectamente lo que
propone Julen. Tiene ahí un central para mucho tiempo» – Quique Setién
Bartra
posibilita, por fin, hacer diferencial la salida de pelota, sea cual sea la
estructura defensiva elegida. El exbarcelonista tiene la valentía de Mandi o
Feddal, pero es un verdadero especialista en la anticipación y es también
muchísimo más reactivo al error que sus compañeros en caso de una mala medición
de los tiempos, lo que le permite subsanar sus propios excesos y lo que le
permitirá corregir varios de los que cometan los demás a través de su
velocidad. Y es que los mayores problemas del Betis no han sido
estrictamente defensivos, sino a la hora de dotar de agilidad a las salidas y
de superar las intensas presiones que casi todos los rivales le han impuesto.
De evitar errores propios, en definitiva. Contactar con mayor asiduidad y
facilidad y dotando de espacios más grandes a Fabián y a Guardado,
con el mexicano quizá en un escalón más cercano al habitual en los últimos
partidos y potenciando así la zancada y la llegada del canterano, supondrá un
acelerón a cada acción desde los primeros metros que dotará al Betis de una
calidad ofensiva superior y exigirá de los rivales una mayor complejidad a
la hora de ir a apretar a los verdiblancos.
Un
golazo para abrir boca y para abrir las bocas de todos los presentes. Otro para
demostrar que lo suyo es olfato verdadero. Y un debut para dejar claro que se
puede confiar en él desde ya. Loren, aunque en inferior grado, es la segunda
carta con la que el Betis busca tener otro tipo de argumentos para sufrir mejor
dentro de los partidos. El marbellí, más allá de protagonizar en la vida
real un debut de película hollywoodiense y de cumplir el sueño de cualquiera;
es una referencia más identificable, que el Betis estaba echando en falta para
sacar rédito de un juego más directo. Tan comedido como aseado en sus
toques extramuros del área, Loren posee una interesante capacidad para
descargar tras haber fijado marcas y para liberar el espacio por detrás en la
frontal del área y acudir después en busca del desmarque en corto o del balón
centrado desde el costado.
Su
perfil y su físico, por tanto, son más similares a los de Sanabria que a
los de un Sergio León que estaba muy desenganchado del circuito ofensivo
coral en las últimas jornadas y sin apenas espacios que poder explotar. Sin el
talento del guaraní, Loren sí cuenta con un arma que este Betis estaba
necesitando: la amenaza desde fuera, el disparo lejano, la fijación por los
tres palos desde cualquier posición. Ya sea de inicio o como solución
durante el juego, sus características pueden ser muy interesantes con otro
delantero más móvil y ligero, pero con extremos y con el habitual 4-3-3 también
deberían suponer una alternativa habitual de la que tirar, sobre todo por esa
capacidad rematadora dentro y fuera del área y por la generación de espacios
para el resto que se desprende de las atenciones que un nueve corpulento y que
sabe jugar de espaldas como él requiere.
Dejar
de sufrir no entra dentro del contexto, ni de la concepción, ni de los planes
de un Betis con una vocación ofensiva tan marcada y que quiere hacer de los
partidos abiertos el hábitat de su dominio y el campo de batalla de su esencia.
Aprender a convivir con el sufrimiento, sí. Y aunque la grada no pueda vivir
tranquila ni un solo partido en toda la temporada, este Betis ha pasado de
sufrir por no saber cuántos encuentros tendrían que pasar hasta aspirar a
conseguir a través de los errores del rival una aparente inalcanzable victoria,
a sufrir porque la casi siempre alcanzable victoria no se escape entre los
dedos por algún inoportuno error propio. Y dentro de ese sufrimiento
totalmente diferente, Marc Bartra y Loren Morón son dos valiosísimas
infiltraciones permanentes para que el Betis, a partir de ahora, sepa sufrir
mejor. Para que el Betis, a partir de ahora, pueda soñar más alto.
Sevilla. Periodista | #FVCG | Calcio en @SpheraSports | @ug_football | De portero melenudo, defensa leñero, trequartista de clase y delantero canchero

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