Ronald Koeman era el elegido para hacer frente a un proyecto en blanco y negro, que había perdido cualquier síntoma de brillo, y que llamaba a una tragedia deportiva, a un accidente naval en mitad del mar del Norte.
Southampton, ciudad costera del Sur de Inglaterra, había vivido durante la temporada 2013/14 una de las revelaciones absolutas del fútbol inglés, cuando en el St. Marys’ Stadium dirigía Mauricio Pochettino, con un Southampton que se llevó grandes aplausos y piropos deportivos.
Una gran temporada que, evidentemente, hizo despertar la atención de los grandes del país, que hizo destacar a numerosos jugadores de su plantilla, y que presentaba un verano de dudas. Y los peores presagios de los aficionados Saints se hicieron realidad, cuando varios de los futbolistas más destacados hacían las maletas, con diferentes destinos, dejando las arcas del club brillando más que nunca, hasta arriba de dinero, con un peso económico notable, pero dejando un auténtico solar.
Cómica fue la imagen que el propio Ronald Koeman, a su llegada al club, antes de uno de sus primeros entrenamientos, colgó en redes sociales. La imagen fue acogida con humor, tanto por él como por los aficionados del club. Un cómico «A punto de empezar el entrenamiento«, y una foto adjunta de un campo de entrenamiento vacío reflejaba a la perfección el estado que había asumido el club.
Tras la salida de jugadores como Luke Shaw, Rickie Lambert, Adam Lallana, Calum Chambers, Dejan Lovren o Pablo Osvaldo, la ilusión de la grada Saint fue decayendo. Mucho dinero en las arcas, pero una plantilla débil, que no generaba sensaciones positivas. La alegría que meses antes habían vivido se convertía en incerteza, en dudas y sobre todo en preocupación.
En la actualidad, muchos de esos jugadores comentados, miran con admiración la temporada que está firmando el Southampton. El conjunto del St. Marys’ Stadium es tercero en la tabla clasificatoria, con 42 puntos de 66 posibles. Tras 22 jornadas disputadas, la dinámica de resultados está destacando, está siendo más que notable, y sin duda alguna, los de Koeman son la gran revelación de la temporada.
En Inglaterra se bromea con la marcha de los Shaw, Lallana o Chambers, por poner ejemplos de futbolistas que se marcharon a clubes diferentes, que ven ahora la dinámica de resultados del Southampton, y ninguno de ellos están por encima en la tabla de los Saints.
Quizás, las aspiraciones del Southampton serán las de asegurar, cuanto antes, la permanencia, siendo su gran objetivo, como se marcó en verano, y a partir de ahí (será pronto, parece ser) soñar, soñar con quedar lo más alto posible, soñar despiertos con una dinámica que vaya a más.
Se fueron sus máximos estandartes deportivos, pero llegaron otros futbolistas como el goleador Graziano Pellè, Sadio Mané, Toby Alderweireld o Fraser Forster, por nombrar algunos casos, que han vivido una adaptación perfecta al equipo, y que están ofreciendo un gran rendimiento en sus primeros meses con el Southampton.
Lo que llamaba a un naufragio, lo que parecía ser una novela de poco éxito que queda olvidada en las estanterías de una librería de barrio, está convirtiéndose en el crucero perfecto para sus clientes, en una novela de éxito que sobrepasa fronteras. Koeman está liderando un proyecto iniciado desde la duda, trabajado desde cero y que está consiguiendo un resultado fantástico, a la vez que inesperado.
Corren buenos tiempos en el St. Marys’ Stadium. Los niños de Southampton sonríen, y sus padres lucen, una temporada más, orgullosos las camisetas de un equipo capaz de plantar cara a los grandes de la Premier League. Toca soñar despiertos.