Esteban GÓMEZ – Tradiciones marcadas, aferradas, que echaron en su día unas raíces hoy en día inquebrantables, y que en la actualidad son consideradas casi de históricas. Valores considerados como universales, que adquieren cierto valor de romanticismo, que arrastran situaciones diversas, vivencias múltiples y que, con el paso de los años, se convierten en casi leyes infranqueables.
Costumbres, ideas preconcebidas que se dan por hecho casi por decreto, casi sin ser realmente analizadas y estudiadas. Es tradición, y casi que eso vale simplemente para darle sentido, e incluso valor.
Casi de forma tradicional Inglaterra cuenta con un fútbol diferente, con detalles únicos que, para muchos, la convierten en la mejor liga del mundo, en el torneo más romántico, más especial. Sin embargo, cuenta (o contaba) con ciertas leyendas urbanas que, con la destitución de Michael Laudrup, comienzan a ser cuestionada.
La Premier League contaba hace unos años con un romántico cartel luminoso, cuyas brillantes letras anunciaban que en Inglaterra existía un mayor respeto sobre el trabajo de los entrenadores, donde la confianza era intratable, omnipresente, y donde los técnicos se sentían más respaldados por sus respectivos clubes. Una situación venida a menos, o al menos no tan acentuada.
La marcha de Sir Alex Ferguson tras el final de la pasada temporada puso fin a una de las etapas más extensas de la historia del fútbol (la más larga, concretamente), ya que el escocés llegó al Manchester United en el año 1986 y dejaba el cargo en 2013, tras 27 temporadas. Aquella marcha dejaba a Arsene Wenger como el entrenador que más tiempo lleva en su cargo, en la actualidad Liga Inglesa, con 18 años siendo el líder Gunner. Más comedidos, pero no menos importantes, quedan atrás técnicos que llegaban a banquillos ingleses y que contaban con etapas medias de cinco años, e incluso más, como por ejemplo Roberto Martínez hasta no hace mucho en el Wigan, pese a los resultados complicados.
La Premier League se "españoliza", y no por tener cada vez más jugadores procedentes del fútbol español, sino porque comienza a entrar en el barro de las destituciones. Los técnicos comienzan a no ser tan respetados. Su trabajo comienza a entrar en acción directa. Los números, las cifras de la temporada, son vitales, relevantes. Si un equipo no gana cierto número de partidos, comenzará a ser cuestionado, dejando atrás una romántica sensación inglesa del respeto.
Michael Laudrup ha sido el último. Una temporada más discreta, o preocupante según se mire, de lo esperado ha hecho que desde Gales, desde Swansea, se hayan olvidado de un plumazo los éxitos que no hace ni siquiera un año explotaban en el Liberty Stadium. La pasada temporada el conjunto de los Cisnes conseguía una histórica Capital One Cup, que les brindaba la oportunidad de jugar la presente edición de la Europa League. Una temporada brillante que, sin embargo, se ha venido abajo. Ya nadie recuerda aquellas tardes soledas, cuando el fútbol les devolvía el trabajo en forma de sonrisas en las gradas.
Con la marcha del técnico danés son 7 ya los entrenadores que han dejado sus respectivos banquillos en la Premier League esta temporada. Junto a él Paolo Di Canio (Sunderland), Ian Holloway (Crystal Palace), Martin Jol (Fulham), Steve Clarke (West Bromwich Albion), Andre Villas-Boas (Tottenham) y Malky Mackay (Cardiff) han sido los entrenadores destituídos en 24 jornadas disputadas del torneo.
Es cierto. El rendimiento del Swansea en Premier League no ha sido el mejor. Pese a la duodécima posición en la tabla clasificatoria el Swansea está a sólo dos puntos del descenso, y tras la derrota por 2-0 frente al West Ham, dos días después, el club decidía prescindir de sus servicios. Quizás sus formas técnicas no hayan tenido que ver, quizás los resultados del general de la temporada no hayan tenido que ver (eliminando al Manchester United en FA Cup, Dieciséisavos de Final de Europa League), pero sí ha primado, parece ser, el camino local, en el torneo liguero. Así, de un plumazo, desaparecen éxitos pasados, desaparecen unas formas técnicas positivas, eficientes, que por cualquier motivo deportivo (ya sean lesiones, errores puntuales durante partidos) están privando al equipo de aspirar a una zona más tranquila.
¿Sigue siendo Inglaterra el paraíso perfecto donde se respeta el trabajo de los entrenadores?
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