Olga TORRES | Es curioso como a veces en el deporte se repiten las situaciones de manera cíclica, como ejemplo la situación de los porteros de la selección española en el Mundial de Balonmano. Si en el mundial patrio de hace dos años, la sombra de la ausencia por lesión de Hombrados parecía para algunos un hueco insustituible, en este campeonato nos hemos encontrado con una situación muy pareja.
Esta vez ha sido la lesión de Sterbik la que ha tenido hasta última hora la margarita de los descartes (al menos públicamente pendientes de lo que podría ocurrir con uno de los hombres que fue campeón del mundo). Otra vez la sombra de un portero que falta, otra vez algunos que pensaban que se le iba a echar de menos, otra vez los porteros que juegan con la “obligación” de demostrar que en el deporte, pocas figuras son insustituibles.
Además de parar, despejar las dudas -los que las tuvieran-, disipar los fantasmas sobre ausencias importantes en un puesto determinante… esa es la labor que tenían en cada partido de este mundial José Manuel Sierra y Gonzalo Pérez de Vargas, algo que han hecho a la perfección, por eso para mí son los cazafantasmas… Lo han hecho además, confirmando que nadie es imprescindible, un día el onubense, otro día el toledano, un ratito el jugador del Pick, en otro tramo el arquero blaugrana.
Los dos comparten, vistos desde afuera, algunos rasgos similares como son el aspecto callado de aquel que prefiere observar la jugada, la tranquilidad que aporta su presencia al compañero que sabe, que si ellos fallan uno de los dos pondrá solución al problema. No son un perfil de portero espectáculo que convierte sus gestos en foco de atención, sabes que están cuando tienes que saberlo, cuando están ahí para parar. Bendita sobriedad.
En Sierra, España encuentra el poso de sus más de 100 partidos con la selección, de su bagaje por lo más granado del balonmano de nuestro país, con sus “Erasmus” en Francia y Hungría… Eso y casi treinta títulos a nivel individual, entre domésticos y europeos, algo que nadie te regala, algo que te ganas, mano a mano y blocaje a blocaje.
En Pérez de Vargas, España mira a través de sus ojos al futuro, pero sabiendo que puede confiar en el presente. Joven Aunque Sobradamente Probada su calidad. De ello pueden dar fe en Granollers y en Barcelona, de ello habla que los franceses (con lo poquito que nos suelen valorar) le eligieran el mejor joven de su liga.
Y uno en el otro encuentran el complemento perfecto para llevar a cabo su labor. Gonzalo aprenderá de José Manuel un poco más los entresijos de las grandes citas, uno se contagiará del otro de la energía que desprende alguien que llega con las ganas de hacer un torneo redondo. Sierra complementa a Gonzalo y Gonzalo completa a Sierra, o al revés .
Acabo de escuchar al “heredero” Pérez de Vargas en Radio Marca diciendo que es muy importante que el seleccionador les haga sentirse importantes a los dos. Nadie pesa más que nadie, esa es la clave de una España que es un equipo y un grupo por encima de todo. Algo más importante todavía, si hablamos de una posición tan concreta como es la portería. Un lugar en el que no caben las dudas y muchas veces toca asumir sólo las responsabilidades. Podemos estar tranquilos con nuestras bazas, respirar tranquilos y disipar los nubarrones de la duda. Si la duda llega en forma de fantasma, llamaremos a Sierra y Pérez de Vargas, nuestros cazafantasmas y sabrán como atajarla.