Los grandes jugadores tienen una necesidad imperiosa de
sentirse líderes, de ser cabeza de ratón y no cola de león, como se dice
popularmente. Y Shane Larkin tiene esa necesidad. El base de Anadolu
Efes se crio acostumbrado a la excelencia deportiva, la de su padre
Barry Larkin, que jugó toda su carrera para los Cincinnati Reds, consiguió
ganar las Series Mundiales en 1990 y ser MVP de la MLB en la temporada 95 para,
posteriormente, ingresar en el Salón de la Fama.
Shane se formó en Florida e ingresó en la Universidad de Miami. Tras destacar con los Hurricanes en la NCAA, fue elegido en el puesto 18 del Draft de 2013. Su primer contacto con la NBA no fue el deseado, traspasado esa misma noche desde Atlanta a Dallas. En su primera etapa en la liga estadounidense, fue de menos a más, jugando a buen nivel el tercer año con los Brooklyn Nets. Tras esa esperanzadora temporada, decidió probar fortuna en Europa y sentirse importante.
Baskonia fue el destino escogido para empezar a forjar su carrera en el viejo continente. El base mostró un gran nivel, promediando 13’1 puntos para liderar al equipo hasta los playoffs. En las eliminatorias previas a la Final Four, primera decepción ante CSKA. Al término de la campaña 15/16, el estadounidense se encontraba ante otra gran decisión para su carrera. Sito Alonso, su entrenador esa temporada, fichó por el Barça y quería a Larkin como la estrella de su proyecto, pero la tentación de volver a la NBA y, además, hacerlo para jugar en Boston pesó demasiado.
La competencia en los Celtics de Brad Stevens era brutal y Shane Larkin no pudo promediar más de 14 minutos por partido. La decisión estaba clara: volver a Europa. Volver a ser importante. El conjunto elegido, un Anadolu Efes que venía de ganar solo siete partidos en Euroliga.
Una correcta fase regular, dio paso a la explosión de
Larkin. Los playoffs de la Euroliga vieron como un jugador que había promediado
10’1 puntos por encuentro, aniquilaba al Barça, al que por cierto ya había
avisado anteriormente con 37 puntos. Anadolu Efes se clasificaba por primera
vez a una Final Four y lo hacía con la etiqueta de ‘Cenicienta’.
En la cita de Vitoria subió aún más sus prestaciones. En
semifinales le endosó 30 puntos al Fenerbahçe de Obradović, además de batir,
con 43, el récord histórico de valoración en la cita a cuatro. Los 37 de
Trajan Langdon en 2010 pasaban a la historia. En la final volvió a encontrarse
con CSKA, que ya lo eliminó en su temporada con Baskonia, y, pese a anotar 29
puntos, cedieron el título ante los de Itoudis.
Con esos precedentes, Anadolu Efes llegaba a la temporada actual como uno de los grandes favoritos a la lucha por el título y los resultados estaban mostrando que eran los principales candidatos para llevarse el torneo en la cita de Colonia. Los de Ataman lideran la clasificación de la Euroliga con un espectacular 24-4 de balance y un Shane Larkin colosal. La temporada del base está siendo histórica, consiguiendo hitos nunca antes vistos.
En 25 partidos (se ha perdido tres) le ha dado tiempo a batir
el récord de anotación, que estaba en 41, y establecer una nueva marca con
49 puntos (53 de valoración); empatar, dos veces, el récord de 10
triples de Goudelock; encadenar, por primera vez en la historia, cuatro
MVPs de la jornada consecutivos; y ser el único jugador en anotar 40 o
más puntos dos veces, siendo las dos esta temporada. Por si fuera poco, sus
promedios en puntos (22,2) y valoración (25,8) se encuentran en el 9º puesto
histórico, habiendo jugado más partidos que los jugadores que le superan.
La temporada se ha suspendido en el peor momento para los intereses turcos y veremos si reanuda o nos perdemos al ¿mejor MVP de la historia de la Euroliga? Lo que sí está claro es que la presencia de jugadores como Larkin o Mirotić, que tienen claramente sitio en la NBA, enriquecen el baloncesto europeo y demuestran que las cosas pueden estar cambiando. Muchos jugadores prefieren la estabilidad y la posibilidad de sentirse líderes a la inestabilidad que muchas veces genera la mejor liga del mundo en los jugadores.
La comunión de Shane Larkin con los aficionados y el país parece total, hasta tal punto que se ha nacionalizado turco y, si no ocurre nada raro, lo veremos en el preolímpico liderando a la selección otomana. Europa y Turquía tienen una nueva estrella.
Ceuta, 1994. Estudiante de Periodismo. Deporte en general, apasionado del fútbol y muy especialmente del deporte de la canasta. Gestor de @BasketSphera. Preguntándome por qué todos los jugones sonríen igual.
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