El idilio entre el Sevilla FC y la UEFA es como ese primer amor a primera vista que no olvidarás jamás por mucho que pasen los años, ese amor que se produce nada más conocerse y que se vive con delirio y frenesí, sin dejar de pasar por momentos de sufrimiento y angustia.
Antes el renombramiento de la segunda máxima competición del viejo continente -allá por 2009- como UEFA Europa League, el Sevilla FC había logrado dos títulos consecutivos -en 2006 y 2007-, y por ende, los primeros títulos europeos para el club de la capital andaluza. Y llegó como un amor de un adolescente hacía una competición que apareció en su vida como si nada, sabiendo que había otras más altas y guapas, pero siempre con los pies sobre el suelo y conocedor de sus limitaciones. La UEFA también se enamoró de Sevilla. El cariño recibido cada vez que la copa pisaba tierras andaluzas provocó un afecto entre ambas partes aún más fuerte. La UEFA llegaba a la ciudad de la Giralda por aire, tierra e incluso por el río Guadalquivir, como si de un viaje de luna de miel se tratase. La querencia de ese trofeo por pisar el suelo de su nuevo amor iba a ser a partir de ahora, inevitable.
Pero la UEFA cambió de nombre y pasó a ser Europa League. Tras unos años de titubeo y desencuentro, la reconciliación no tardó en producirse. Cuando dos partes se quieren, los caminos acaban encontrándose. Y eso le pasó a la UEFA y al Sevilla FC. El acercamiento se produjo en Turín, y la UEFA le contó al Sevilla FC que de estar un año más juntos, le presentaría a su hermana mayor la Champions.
Este año está siendo el de más pasión y a pesar de ello, la relación entre ambos puede llegar a su fin. En caso de ganar el 4º título, el Sevilla FC se convertiría en el club que más veces ganase el segundo torneo por importancia de Europa y la próxima temporada, el club hispalense cambiaría la hermana pequeña por la mayor, más bella y elegante, aunque un poco más orejona. Con la victoria ante el Zenit, el conjunto de Emery suma 400 días invictos en el Ramón Sánchez Pizjuán y acumula 8 victorias consecutivas en UEFA Europa League jugando en la Bombonera de Nervión. Ante los pupilos de Villas-Boas, la racha peligró pero la casta y el coraje de esta plantilla, unidos al empuje y la fe de la afición, acabó siendo fundamental para que el récord perdure.
Una victoria importante, un paso en firme, una muestra más del actual campeón de la competición. Un amor que está dispuesto a acabar con el beso más apasionado posible, en Varsovia, y con la Champions poniendo ojitos a un club que está empeñado en dejar la adolescencia por la madurez.