Luego de cuatro segundos puestos, el español Sergio García rompió hoy el maleficio que lo perseguía en los grandes torneos y completó una semana mágica al ganar el Masters de Augusta de golf, después de vencer en el desempate al inglés Justin Rose.
A 18 años de su primera gran oportunidad y después de 12 majors entre los cinco primeros, de los cuales en cuatro ocasiones fue segundo, el golfista de 37 años sufrió muchas emociones en la última jornada antes de levantar el trofeo.
García firmó hoy una tarjeta de 69 impactos y completó las cuatro rondas con 279 golpes, los mismos que Rose, pero jugó con firmeza y determinación en el desempate para ganar la mítica chaqueta verde y celebrar el primer torneo grande de su carrera.
«Hacía mucho tiempo que soñaba con esto», admitió García, que logró su major en el intento 73.
Una mala salida de Rose en el desempate y un putt fallado por el inglés le dejaron a García dos posibilidades para ganar el ansiado título. Con nervios de acero, el español acertó en la primera oportunidad y se quedó con el título.
De esta manera, el «Niño» se convirtió en el tercer español en ganar un major, después de los dos cada uno que lograron Severiano Ballesteros y José María Olazábal. Precisamente, el título de García llegó el día en el que Ballesteros, fallecido de un tumor cerebral en 2011, hubiese cumplido 60 años.
«Es muy especial ganar el día que Seve hubiese cumplido años. Tanto Seve como Olazábal fueron mis ídolos cuando era pequeño. José María me mandó un mensaje en el que me dijo que estuviera tranquilo y que tuviera confianza en mí», remarcó el campeón.
Para la decisiva jornada de hoy, García partía como líder junto con Rose, pero una larga lista de perseguidores podían acecharlos. Rickie Fowler largó tercero a un golpe, mientras que los estadounidenses Jordan Spieth, campeón hace dos temporadas, Ryan Moore y Charley Hoffmann estaban a dos impactos.
Por eso, con un arranque fantástico, el español tomó otros dos golpes de ventaja sobre sus rivales con dos birdies y un par en los tres primeros hoyos, diferencia que le permitió jugar con serenidad los siguientes hoyos.
Sin embargo, tres birdies consecutivos de Rose en el seis, en el siete y en el ocho pusieron todo como al principio de la jornada en la vuelta final del recorrido. A esa altura, la consistencia de ambos los colocaba con únicos candidatos al triunfo.
El tema psicológico de verse igualado por Rose pareció afectar a García, que sumó dos bogeys seguidos en el 10 y en 11 para quedar dos golpes por detrás.
«Hice algunos bogeys, pero sabía que me podía recuperar. Todavía quedaban varios hoyos», admitió García, ya con la tradicional chaqueta verde puesta.
Y así ocurrió. A partir del hoyo 13, el español recuperó su forma y, con un águila en el 15, logró emparejar el tanteador. «Fue el mejor hierro 8 que pegué en mi carrera», reconoció luego García. Sin embargo, un nuevo birdie de Rose en el siguiente colocó al inglés con ventaja para los dos últimos hoyos.
En el 17, un bogey de Rose dejó todo igualado para el último hoyo, donde García tuvo un putt a poco más de un metro para ganar el título, pero no lo pudo meter. «Creí que lo tenía en el hoyo 18, pero no me desanimé cuando fallé ese putt», indicó el español.
Pese al error, el español estaba más firme en el desempate, donde Rose jugó el peor golf de la semana y García aprovechó para ganar su primer gran torneo, a 18 años de la primera oportunidad que tuvo, cuando fue segundo en el PGA Championship de 1999.
Así repitió lo vivido por su ídolo Olazábal, de 51 años, que también tuvo que esperar mucho para ganar su primer major: acabó ocho veces entre los 10 primeros antes de ganar el Masters en 1994, éxito que repitió en 1999. A partir de hoy, García empieza a escribir su nueva historia.