Balón arriba que busca a Raúl García. Trigueros, bien colocado, consigue despejarlo con la cabeza, pero a su lado también salta Asenjo. Ya en el aire, se encuentra con Raúl, que tiene que pasarle por encima, pero no tiene margen de maniobra para apoyarse cómodamente sobre el césped. Consigue apoyar el pie derecho, pero el otro queda suspendido en el aire. Así, todo el peso de su cuerpo recae en esa pierna, que no aguanta y se dobla.
La escena posterior recuerda mucho a la vivida hace cuatro años en el Sánchez Pizjuán o hace seis en el Calderón. Asenjo, tumbado sobre el césped, grita desconsolado por la tercera rotura de ligamento cruzado en su carrera. Gritos escalofriantes, que se oyeron en todo el estadio de El Madrigal, y que hicieron temer lo peor. Sergio se ha vuelto a romper.
Esa maldita lesión, la que tortura a cualquier futbolista que la padece y que muchos no han conseguido superar, se está cebando definitivamente con Asenjo, un portero que en 2009 era considerado la mayor promesa bajo palos del fútbol español. Su fichaje por el Atlético después de dos grandes temporadas en Valladolid confirmaban un crecimiento que todo el mundo sospechaba.
Aquella primera rotura coincidió con un mal momento de Sergio, cuando había perdido la titularidad en detrimento de un tal David De Gea. Tras un año aciago, debía soportar ocho meses en el dique seco. Cuando regresó, De Gea era el rey de la portería rojiblanca y tuvo que emigrar cedido a Málaga. No llevaba un mes en su nuevo equipo cuando volvió a sufrir la misma lesión en un encuentro de Liga ante el Sevilla.
Podía haber sido el final. Muchos son incapaces de superar un revés de esa magnitud. Pero Asenjo está hecho de otra pasta. A los seis meses volvía para ser el segundo portero de Simeone, y un año después, para volver a sentirse futbolista en el Villarreal. En el último año y medio, Asenjo ha vuelto a sonreír, a ser importante, a realizar grandes paradas y a consagrarse como uno de los mejores porteros de la Liga. Tanto, que Del Bosque le llevó a la última convocatoria con la Roja. Un premio para que el superó los golpes más duros de su vida.
Una lesión de este tipo es un golpe que destroza a cualquiera. Dos golpes, imaginen. Pero Asenjo ha sufrido tres, tres golpes en forma de lesión que han tratado de cortar una progresión directa al éxito. Pero no se equivoquen. Asenjo ha venido a triunfar. Y sí, los golpes duelen en el momento. Lo difícil es superarlos poco a poco, sabiendo que no puedes hacer nada más que luchar por estar, en medio año, bajo los palos de El Madrigal. “He pasado por esto anteriormente, y me veo capacitado y con más fuerzas que nunca para volver a superarlo. Ahora sólo queda trabajar con optimismo desde ya para volver a disfrutar cuanto antes de lo que más me gusta hacer: jugar al fútbol”.
Las palabras de Asenjo rebosan, como siempre, optimismo. En el fútbol, como en la vida, lo difícil no es triunfar. Es levantarse tras la caída. No una vez, ni dos. Tres veces. Por eso, los que auguraron una carrera de éxitos para Asenjo están de enhorabuena: Sergio es un triunfador. Y no hay ninguna duda de que volverá a serlo. #ÁnimoAsenjo