Los
jóvenes necesitan oportunidades para destaparse. Algunos de los que debutan muy
jóvenes luego acaban por perderse en los albores de ese mundo tan complejo
llamado fútbol pero, por suerte, a él no le pasó. Serge Gnabry se convirtió en
el tercer futbolista más joven en debutar en la Premier League con el equipo
del Arsenal, de la mano de Wenger, por detrás de Wilshere y Cesc. Eso no lo
puede decir cualquiera. El atacante germano-marfileño debutó de manera oficial
dando una asistencia y marcó su primer gol en el tercer partido que disputó en
la Premier. Wenger iba contando poco a poco con el futbolista, hasta que dos
lesiones de rodilla le apartaron de los terrenos de juego durante casi
doscientos días. Ahí se acabó Serge Gnabry para los gunners.
Desde
aquellos problemas físicos, la única aparición de Gnabry a nivel profesional
fue durante un partido de Premier, vistiendo la camiseta del West Bromwich Albion,
entrando en el 78′ ante el Chelsea. Solo 12 minutos en tres años. La progresión
del extremo nacido y criado en Stuttgart, se había visto truncada y tuvo que
aparecer el fútbol alemán para ‘resucitarle’. Para ello tuvo mucho que ver su
actuación en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. La selección alemana
perdió la final ante el país anfitrión, pero el nombre de Serge Gnabry quedó
marcado junto al de Nils Petersen, como el de los dos máximos goleadores de la
competición, con seis goles en seis partidos cada uno. Un rendimiento así no
podía pasar desapercibido para los clubes alemanes y, en seguida, se pusieron
en marcha. El Werder Bremen consiguió el traspaso del futbolista
germano-marfileño desde Londres por unos cinco millones de euros. El proyecto
con el ucraniano Skrypnyk al frente, ex jugador también del conjunto de Bremen,
debía contar en ataque con la veteranía de Max Kruse y la juventud de Serge
Gnabry, que creaba dudas, por sus lesiones y por sus escasas apariciones a
nivel profesional hasta ese momento.
El
estreno de aquella temporada no pudo ser peor. Eliminados de la DFB Pokal en 1ª
ronda por un equipo de 3.Liga y cayendo en el estreno de Bundesliga por un
contundente 6-0 en el Allianz Arena. Se auguraba otro annus horribilis para los
de Bremen. No obstante, Serge Gnabry no estuvo convocado en ninguno de los dos
partidos. Aunque el balance del primer tercio de la competición no cambió la
perspectiva, el joven extremo ya estaba empezando a tener protagonismo en el
equipo, siendo titular y marcando goles. Finalmente se convirtió en el segundo
máximo goleador del equipo, por detrás del primer hombre del ataque del Bremen,
Kruse, entrando también entre los diez máximos goleadores de la competición.
Como dato curioso, solo uno de los goles que anotó Gnabry la temporada pasada
lo marcó en su estadio en aquel momento, en el Weserstadion.
Serge
se ganó el respeto de la liga y la oportunidad de seguir creciendo. Poco le
duró su estancia en el Werder Bremen. No fue incluido en la lista para la Copa
Confederaciones y, en verano, confirmó su traspaso al todopoderoso Bayern
Múnich. Los bávaros se aseguraban la contratación de uno de los jóvenes con
mayor proyección del fútbol germano. Sin embargo, dos semanas después de firmar
se hizo oficial su cesión al Hoffenheim, un club en el que, de la mano de
Julian Nagelsmann, se le podía sacar mucho jugo y forjarle para, en un futuro
no muy lejano, poder contar con minutos en el equipo del Bayern, sustituyendo a
Franck Ribery, por ejemplo. Y no ha defraudado. Gnabry es imprescindible y en
Sinsheim no hay un futbolista como él. Él, allí, es único.
Esta
temporada ya Serge Gnabry se ha hecho mayor. Ha conseguido igualar su cifra
goleadora de la temporada pasada, siendo pieza clave en el esquema de
Nagelsmann. Gnabry está más que preparado para vestir los colores y el escudo
del Bayern. Lo ha demostrado acompañando a Uth y Kramaric en el ataque del
Hoffenheim, un equipo alegre en su faceta ofensiva. Además, ya cuenta para
Joachim Löw. Tuvo media hora en un amistoso ante Italia e hizo su aparición
estelar en la fase de clasificación para Rusia 2018, marcando un hat-trick ante
la débil San Marino. Gnabry está más que preparado para afrontar partidos
importantes o para ser alternativa a hombres titulares del futuro conjunto de
Niko Kovac. Gnabry ya se ha hecho mayor en el fútbol y, eso, jugando en su
país.
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