Suena el pitido final. Pasan alrededor de 5-10 minutos y le toca hablar a Aitana Bonmatí ante las cámaras de RTVE. Le preguntan cuál es el techo de este equipo. Con tono sereno, como si no acabara de ganar el segundo título de la historia de la Selección española femenina de fútbol, respondió: «Este equipo no tiene techo. Somos campeonas del mundo, ganamos la Nations League… y ahora a por los Juegos».
No hay tregua y la mejor futbolista del mundo lo sabe. «Se nos exige ganarlo todo y eso hacemos». Lo cierto es que, dado su favoritismo y las predicciones de empresas como Gracenote, la medalla en fútbol femenino es la más segura de todas las que pueden caer en París 2024 para la delegación española. Y no apuntan al bronce o la plata. España es máxima candidata al oro.
Lo es porque son las vigentes campeonas del mundo, ahora también de la Nations League. En ambos fue el equipo más goleador y que tuvo mayor posesión, señas de identidad que ha perfeccionado a todos los niveles. El nivel técnico es superlativo, incluso en un centro del campo sin Alexia Putellas, doble Balón de Oro, o Tere Abelleira, la mejor pivote en Australia. Con Laia Aleixandri adelantando su posición para ejercer de escoba, las tres que tiene por delante (Jenni-Aitana-Mariona) tienen calidad para aburrir. «En 2018 jugué contra la España de Busquets e Iniesta, y esta noche he sentido lo mismo», dijo el técnico francés Hervé Renard tras sufrir una nueva exhibición española.
En el último año y medio, España ha ganado a Estados Unidos, Japón, Países Bajos (dos veces), Suecia (tres veces), Inglaterra y Francia. Es decir, a seis de los ocho mejores del mundo (las otras dos son la propia España y Alemania, contra la que no juega desde la fase de grupos de la Eurocopa de 2022). Para mayor mérito, las jugadoras han tenido que hacerlo sorteando obstáculos fuera del césped, como el conflicto de ‘las 15’ primero y la hecatombe de la celebración del Mundial después. No olvidemos que ganaron a Suecia (por entonces nº1 del ranking FIFA) en Göteborg tras apenas dos entrenamientos y durmiendo cuatro horas por las noches mientras llegaban a un acuerdo con la RFEF y el CSD.
En París, España cumplirá un nuevo sueño. Pero éste quizá es más bonito que los anteriores. Por la magia de los Juegos Olímpicos, de la villa, de formar parte de la gran fiesta del deporte. Y que nadie lo dude: serán las grandes estrellas de la delegación española. En apenas unos años han pasado del anonimato a ser figuras a nivel internacional. Tendrán la presión de todo un país detrás en su lucha por un objetivo apasionante, pero muy difícil. Hace más de 30 años que un equipo femenino no sube a lo más alto del podio en unos Juegos. Si alguien puede lograrlo, son ellas.
Contenido patrocinado por Iberdrola