Todo
el mundo en el entorno del Espanyol habla de Gerard Moreno, de su momento o de
las posibilidades de jugar en el Mundial de Rusia que se acerca. Un servidor,
en esta columna semanal, quería evitar caer en la tentación. Quería ser
diferente. Pero al final, hay cosas que no podemos obviar. Cualquier argumento
del equipo está sujetado por el dorsal 7 del RCDE.
Es
evidente que los delanteros modernos ya no solo tienen que marcar goles. Más
allá de que lleve 10 de los 21 de su escuadra, Moreno hace de todo. El 4-3-2-1
le ha encorsetado a ser un mediapunta que muchas veces tiene que perseguir
sombras. Pero eso no le importa. El de Santa Perpetua de Moguda sustenta este
esquema a base de trabajo en un rol defensivo en el que, básicamente, debe
cerrar cualquier línea de pase interior.
Esta
labor, sin embargo, no impide que sus goles sigan cayendo. Desde sus inicios en
el Villarreal, Gerard ha demostrado que no es un nueve clásico porque él
necesita sentirse directamente relacionado con el juego en todo momento.
Además, teniendo en cuenta su físico, es mucho mejor llegando al área que
estando. Moreno es excelso apareciendo desde atrás y rematando, como ya
demostró frente al Barcelona.
Asimismo,
hay que sumarle algo que es más importante de lo que la gente piensa: su amor
por el club. Ser perico de cuna le da un plus de motivación que hace que haga cosas
que no haría con otro escudo. Todas sus virtudes, por otra parte, ya son más
que conocidas por Lopetegui. El problema es que el delantero perico no ha sido
internacional todavía y parece complicado que se le pueda llamar. Aun así, su objetivo
de aquí a final de temporada es intentar convencer al seleccionador de que él
tiene algo diferente al resto.
En
los últimos días, según algunos medios, se ha hablado de la posibilidad de
venta si llega una oferta irrechazable. Más allá del claro beneficio económico
que sería para el club, la marcha de Moreno sería un golpe durísimo para el
proyecto. Él es la sonrisa del Espanyol. Todo aficionado se agarra a sus goles
y a lo que representa. Lo mejor, seguramente, sería que se quedara durante una
década en el RCDE Stadium. Por aquella época, a nosotros se nos habrán acabado
los adjetivos.
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