Cuando Jorge Sampaoli llegó este verano al Sevilla no lo hizo solo, junto a él venía un enorme elenco de ayudantes, entre ellos destacaba un nombre, Juanma Lillo. Sampaoli y Lillo mantienen una relación de igualdad, parece que ambos mandan por igual dentro del vestuario, aunque el argentino es el que acaba dando la cara. Esta pareja se complementa a la perfección, a todas las similitudes que les unen, se le suman una serie de diferencias que les unen aún más. El éxito del actual Sevilla reside en el trabajo de estos dos genios y entusiastas del fútbol, porque cuando uno ama lo que hace, las cosas salen mejor.
Sampaoli tuvo claro desde el principio que quería al tolosarra en su equipo, e hizo todo lo posible para contar con él como uno de sus ayudantes. Les une su espíritu de superación, su forma sumamente sentimental de vivir el fútbol, y, por supuesto, su forma de entender el fútbol. Pero Lillo está en Sevilla por algo, Sampaoli le quería a su lado. ¿El motivo? Es sencillo, darle a su equipo un toque ‘guardiolista’ para mantener la posesión del balón, y, sobre todo, para enseñarles a sus futbolistas el famoso juego de posición.
Lillo es uno de los mejores conocedores del juego de posición que existen en el mundo del fútbol. El propio Pep Guardiola afirma que tiene a Juanma Lillo como uno de sus principales referentes, junto a Cruyff, por supuesto. El tolosarra es una persona que siempre desprende una grandísima energía positiva, algo fundamental para el trato con personas, y más, con futbolistas. El conocimiento del juego de posición ha sido la llave que ha permitido a Lillo trabajar con un obseso del fútbol como Sampaoli, quien ya lo reclutó para trabajar junto a él en Chile, y ahora lo hace en el Sevilla.
Lo cierto es que a Lillo el término ‘juego de posición’ no le acaba de convencer, él lo ve más como un ‘juego de ubicación’, pero el significado acaba siendo el mismo. Para Lillo es muy sencillo explicar lo que es el juego de posición, según él, “este juego consiste en ir generando superioridades a la espalda de la línea que te aprieta. Todo es más fácil si la primera salida de balón es limpia”. A simple vista puede parecer una forma de jugar muy sencilla, pero esto no es así, se necesita mucha práctica para poder hacerlo de una forma adecuada.
Y este es el trabajo de Lillo en Sevilla, hacer que los jugadores del club hispalense comprendan esta forma de entender el juego. El objetivo es que esto se vea reflejado en el campo, algo que hasta el momento está ocurriendo. Sampaoli y Lillo entienden el fútbol como algo que tiene que ser bello, debe entusiasmar al aficionado, y hacerle vibrar por la belleza de lo que está viendo. Esto se está viendo a la perfección en el Sevilla, este equipo enamora a los que no son sevillistas, y entusiasma y llena de emoción a los que sí lo son. La afición del Sevilla sueña con títulos, algo que puede ser posible porque en el banquillo están ellos. Sampaoli y Lillo, la pareja perfecta.