Vaya por delante que me parece frívolo de cojones hablar del Barça con la que está cayendo y cuando aún me sigue removiendo el estómago algunas imágenes vistas ayer. Dicho esto, el presente artículo debería servir para reflejar de manera profesional y quirúrgica que el Barça ganó ayer noche 2-4 en Nápoles y accedió a los 1/8 de la Europa League. Lo hizo además firmando el que sin duda fue el mejor partido de la temporada y rompiendo con ese marcador una serie de datos que evidencian lo mucho que ha sufrido este equipo en las eliminatorias europeas a domicilio en las últimas temporadas.
Basta decir que el Barça no marcaba dos goles fuera de casa en un partido de eliminatoria europea desde que el 23 de febrero de 2016 ganara en Londres al Arsenal por 0-2, doblete del tal Lionel Messi mediante. Para encontrar una goleada del cuadro culé a domicilio en eliminatorias europeas, marcando al menos cuatro goles, hay que remontarse al 31 de octubre de 1995, cuando el último Barça de Cruyff, aquel que aún estaba lamiéndose las heridas de la brutal trasquilada en Atenas ante el Milan, goleaba por 0-4 al Vitória Guimarães en la segunda ronda de la Copa de la UEFA. Aquel día el once blaugrana lo integraron Busquets; Ferrer, Nadal, Popescu, Sergi; Guardiola, Celades; Roger García, Amor, Figo; Kodro.
El otro día le comentaba a Cris Caparrós, editora de esta casa, que el Barça no encontrará la anhelada excelencia hasta que Frenkie de Jong vuelva al nivel de juego y relevancia que tuvo en el Ajax –y durante tres meses con Koeman-. Ayer, el talentoso neerlandés fue el mejor del partido. Rompió líneas como si fueran cartones del bingo, exhibió la clarividencia que se le presupone en el FIFA y mostró un poderío físico y técnico como hace meses que no se le recordaba. Un partido sublime que sirve para ilusionar al barcelonismo y que le da cimientos sólidos a Xavi Hernández para pensar que lo que tiene en su cabeza – es espectacular – puede salir adelante, incluso antes de lo previsto.
Adama Traoré sigue tumbando laterales zurdos como si fueran bolos. Aubameyang huele la sangre como si tuviera 26 años y no casi 33. Pedri sigue quemando etapas y evolucionando a un ritmo que da vértigo, sí, pero con las pulsaciones bajas, como cuando Miguel Induráin subía Los Alpes en el Tour. Busquets se siente más joven, más guapo y más seguro básicamente porque Araujo y Piqué imponen y minimizan a los delanteros rivales. Jordi Alba está en un grandísimo momento de forma… creo que lo del pelo tiene algo que ver, no tengo pruebas pero tampoco dudas. Sergiño Dest está espabilando aprovechando la baja de Dani Alves y Ferran Torres deja claro aquello del ‘se vienen cositas’. En definitiva, que el Barça ganó, convenció y se clasificó. Este viernes conocerá rival en 1/8 de la Europa League, una competición que empieza a dibujarse como un bálsamo y no tanto como una penitencia. En los despachos de Can Barça ya son varios señores de traje los que van soltando por los pasillos: «De esta Europa League saldremos mejores».
Una vez hecha está pequeña crónica sin alardes y con el ‘modo funcionario’ activado, me gustaría cerrar con una breve reflexión que a buen seguro el sufrido y abnegado lector que ha llegado hasta aquí me va a permitir. El Barça pasó de ronda, ok. ¿Y si hubiera caído eliminado? ¿qué? pues escuchad, no hubiera pasado nada. Esto es fútbol y este equipo está en una transición hacia la esencia de lo que un día fue. Coincidiremos todos en que hay cosas bastante más importantes, la verdad. Mientras un servidor está cómodamente escribiendo esto, café en mano y viendo por la ventana como los niños van disfrazados entre risas rumbo al colegio, hay padres ucranianos que están metiendo a su mujer y a su hija en un autobús entre lágrimas y sin saber si se volverán a ver. Hay familias atemorizadas en búnkers y otras durmiendo en el metro de Kiev con la incertidumbre amenazando con una guadaña.
En definitiva, el hablar y escribir de fútbol es un trabajo y nos da de comer a algunos, está muy bien. Es mucho mejor esto que llevar divorcios, interponer demandas o procedimientos monitorios. Soy un privilegiado y me encanta mi trabajo. Ahora bien, hay días que la crudeza de la vida te recuerda la importancia desmedida que le damos a algo tan banal como es el fútbol. Tomaros esto con calma, solo es deporte. Dejad la bilis a un lado, relativizad los problemas que son problemas y dejad de darle esa categoría a tonterías que objetivamente no merecen ni un segundo de preocupación. Dedicad más tiempo a los vuestros y a la gente que siempre estuvo ahí. En definitiva, disfrutad lo que podáis, no sea que mañana tengas que explicarle a tu hija pequeña lo que es un búnker o por qué tenemos que dormir en el metro.
Foto: Getty Images
Papá de Miranda. Orgulloso hijo de gallego y asturiana. Dejé 13 años como abogado por fundar y dirigir Sphera Sports, con lo que ello supone. Asumo las consecuencias. Hice 'mili' en Pisa y en Bristol. Me gustan las orcas, los países escandinavos y un gol en el 90'.
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