El sueño de Carlos Alcaraz de conquistar su tercer título consecutivo en el Trofeo Conde de Godó se esfumó este domingo ante un Holger Rune imperial y una inoportuna lesión que marcó el desenlace de la final más joven del torneo desde 2006. El danés se impuso por 7-6(6) y 6-2, firmando su primer triunfo en la tierra batida barcelonesa y dejando al murciano sin respuesta tras un segundo set condicionado por problemas físicos.
Un primer set de alto voltaje
La final arrancó con máxima igualdad y un tenis de alto nivel. Alcaraz, agresivo desde el fondo y muy sólido al servicio, logró el primer break del partido para adelantarse 3-2, pero Rune, fiel a su estilo valiente y sin complejos, respondió de inmediato. El set se fue al tie-break, donde el danés supo gestionar mejor los momentos de presión y se llevó la manga por 8-6.
El físico de Alcaraz, protagonista inesperado
El segundo set comenzó con Alcaraz por delante, pero todo cambió en el tercer juego. El español pidió asistencia médica por molestias en el psoas de la pierna derecha y, desde ese momento, su rendimiento se desplomó. Cojeando y visiblemente mermado, intentó acortar los puntos y arriesgó más de la cuenta, pero Rune no le dio opción. El murciano no volvió a ganar un solo juego tras el parón médico y acabó cediendo la final ante un rival que rozó la perfección.
Rune, campeón histórico y Alcaraz, mensaje de resiliencia
Con esta victoria, Holger Rune se convierte en el primer danés en levantar el Godó, sumando su quinto título ATP y el tercero sobre tierra batida. Alcaraz, por su parte, pierde el número dos del ranking ATP en favor de Alexander Zverev y queda a la espera de conocer el alcance de su lesión, justo antes de una fase clave de la temporada con el Mutua Madrid Open y Roland Garros en el horizonte.
Al término del partido, Alcaraz se mostró orgulloso de su esfuerzo pese a la derrota: “No ha podido ser, pero he dado todo lo que tenía. Hay días en los que el cuerpo te avisa y hay que escucharlo”.
