Ha sido grande el esfuerzo que ha tenido que realizar para ganarse la confianza de su entrenador pero, al fin, parece haber conseguido su propósito. Gerónimo Rulli, actual portero de la Real Sociedad, llegó a San Sebastián con la difícil misión de hacer olvidar al chileno Claudio Bravo, que optó el pasado verano por cambiarse de portería y defender los palos de la meta azulgrana. Ante su marcha, el conjunto vasco no lo dudó: quería a un cancerbero joven, con proyección y con talento.
Tres condiciones que Rulli cumplía a la perfección. Este argentino de 22 años abandonó la localidad de La Plata, ciudad que le vio crecer, para acostumbrarse al clima oceánico de San Sebastián. Gero llegó cedido por una temporada, se acostumbró a la ciudad y a sus gentes para convertirse, a día de hoy, en una de las figuras que más enamoran en el estadio de Anoeta.
Quitando lo sucedido ante el Alavés en un partido de pretemporada, Rulli no ha dejado de brillar. Aunque sus opciones bajo la portería no han sido muchas, pues ni con Moyes ni con Arrasate ha adquirido la etiqueta de titular indiscutible, se ha lucido en todas sus actuaciones. El argentino hizo un debut de altura en su primer partido oficial como jugador de la Real Sociedad ante el Krasnodar en la previa a la Europa League. Allí, Gero dejó muestras de su potencial y, a pesar de caer lesionado precisamente en el día de su estreno, sacó todos los balones que le lanzó el rival.
Tras varios meses en el dique seco, Rulli ha vuelto con sed de convertirse en el portero titular de la Real Sociedad. El argentino parece haber cogido la delantera en su carrera junto a Eñaut Zubikarai por hacerse dueño de la portería del conjunto que dirige Moyes. No ha dejado más que sensaciones buenas en los últimos ocho encuentros que ha disputado y ya son muchos los que piensan que Gero es el hombre indicado para proteger la meta de la Real Sociedad.
Rulli convence, brilla y sonríe. Parece estar en su mejor momento, y él lo tiene muy claro: «cuando llegué, ya dije que mi idea no era venir solo para un año a préstamo, sino quedarme más tiempo en este gran equipo y con el correr del tiempo estoy aún más seguro».
Será precisamente el tiempo el que decidirá si el argentino es apto o no, pero lo que es innegable es que este joven meta parece tener un futuro más que prometedor y, lo que más importante, está haciendo olvidar la sombra alargada que había dejado Claudio Bravo en Anoeta.