El gol. Origen de tal cuantía de júbilo que desborda cualquier expectativa. Es el tesoro, el bien más preciado en este pequeño mundo que nos colma de felicidad. En los últimos años han aumentado su trascendencia los sistemas, el estilo, los entresijos tácticos. Y, pese a ello, en el trasfondo de todo, continúa el mismo fin, objetivo preciado: el gol.
No importa la categoría, la competición, ni tan siquiera el contexto. Siempre se persigue ese momento en que no existe nada más importante. El balón sobrepasa la línea y las sensaciones y emociones se disparan. Un escalofrío recorre las almas y las reacciones se suceden en cadena. Éxtasis para unos y declive para otros. Sí, vendrán más tras ese gol, pero sin embargo este es aquí y ahora. Indescriptible sentimiento.
Pues bien, Rubén Castro lleva provocando diminutos momentos de éxtasis desde que casi todos lo que ahora leen estas líneas conservan recuerdos. Más de 20 años contemplan su carrera, una en la que si algo le ha definido es el sonido del gol. Rubén llegó al fútbol marcando goles y se irá de él haciendo exactamente lo mismo, porque lo lleva en la sangre. A estas alturas, le habrán retirado unas cuantas veces y otras tantas habrán pronunciado aquello de “es imposible que siga marcando tantos goles”. Todos ellos se equivocaban, es más, se siguen equivocando.
Llegados a este punto, el delantero canario ha iniciado una nueva etapa, en el FC Cartagena, y muchos creyeron que lo haría como actor secundario. Ya saben, las cosas de la edad. Pero Rubén ya se ha colocado como máximo goleador de la categoría de plata, con cinco goles en los primeros nueve encuentros, de los que él ha jugado ocho, siete de ellos como titular. ¿Quién sigue dudando? Rubén Castro no es el gol, aunque sí que arrastra consigo su sonido. Ese que tantas y tantas veces se ha sostenido en sus botas, en las gargantas del espectador, en la voz del narrador. “Gol de Rubén Castro”. Es parte de nuestra vida, como un pedacito de experiencia inagotable que nos acompaña y que, de hecho, lo hará para siempre. Y es que, en un futuro no muy lejano, encenderán su televisor, sintonizarán su radio, y seguirán escuchando el sonido del gol. Ese del que Rubén Castro siempre fue y será protagonista.
Imagen de cabecea: FC Cartagena
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