Villarreal
Riquelme: "Nunca volví a ver ese penal; nunca lo pude volver a ver y el partido, tampoco"
El Villarreal se cita esta noche con la historia. Con la que puede escribir si consigue clasificarse para su primera final europea y con la que pudo haber firmado el 25 de abril de 2006 si Juan Román Riquelme hubiese anotado aquel penalti en el último minuto del tiempo reglamentario en El Madrigal ante un Arsenal que ahora hace revivir sueños y temores.
No habría estado todo hecho, aquel tanto les habría llevado a la prórroga después de haber caído por un gol a cero en la ida en Highbury, pero la sensación, entonces y quince años después, es que el Barcelona habría sido su rival en la final de París. Manuel Pellegrini, el técnico de aquel Submarino, nunca lo dudó. “Fuimos a jugar la primera fecha contra el Lille, que no tenía la cancha habilitada y fuimos a jugar a Sant Dennis, en París, y me acuerdo que en la charla de Pellegrini, el día previo, dijo: “Acá se va a jugar la final de la Champions, y vamos a estar nosotros”. En ese momento yo pensaba: “Mirá este ingenuo, ¿vamos a jugar la final de Champions?, la primera vez que juega el Villarreal la Champions y nosotros ya pensando en la final…” Y estuvimos a un pasito tan cerca…” Es Diego Forlán quien recuerda esta anécdota en una charla organizada por el Villarreal, con motivo del partido de esta noche y como recuerdo de esa gran semifinal de la Champions League 2005-2006, entre cinco mitos groguets, y del mundo fútbol, que aquella noche se vistieron de corto: Forlán, Marcos Senna, Arruabarrena, Robert Pirès (entonces en el Arsenal) y Riquelme. Casi nada.
Cuarenta y tres minutos de conversación telemática imperdible que emana calidad; los escuchas hablar y los revives con el balón en los pies. Riquelme se acompaña de un mate y del recuerdo imborrable de aquel penalti que le acompañará siempre. Y que, confiesa, nunca ha vuelto a ver: “Ese penal no lo volví a ver nunca más, es algo que voy a tener por siempre encima. Yo tenía mucha ilusión de llegar a esa final de Champions, estábamos convencidos de que ese día íbamos a ganar. Me había tocado ir a la conferencia de prensa con nuestro entrenador y me acuerdo que declaré que íbamos a ganar, que el Arsenal no lo iba a pasar bien, porque era lo que sentía. En nuestra cancha éramos muy fuertes, cuando jugábamos con el Barcelona lo disfrutábamos, cuando jugábamos con el Madrid lo disfrutábamos, era muy difícil para el rival jugar en nuestro estadio. Nunca volví a ver ese penal, yo nunca lo pude volver a ver, y el partido tampoco. Y ahora tengo mucha ilusión de que el Villarreal pueda llegar a la final. Yo creo que en aquel momento tanto el club como el cuerpo técnico y los jugadores hicieron un trabajo muy bueno… Ese penal no lo volví a ver, no creo que lo vuelva a ver, y me va a quedar siempre la sensación de que teníamos que jugar esa final de Champions contra el Barça, que yo creo que lo hubiésemos pasado bien.”
Hasta en tres ocasiones repite de manera continuada durante su elocución el hoy vicepresidente de Boca Juniors que no volvió a ver el fatídico penalti que derrumbó el sueño del Villarreal. La otra cara de la moneda esa noche la vivió Pirès, consciente de que la fortuna les acompañó: “Si Román marca el penalti, estamos muertos. Íbamos a la prórroga, pero muertos, porque físicamente habíamos hecho mucho trabajo, corrimos mucho detrás de la pelota, y eso no era la cultura del Arsenal. El tema había cambiado a vuestro favor, por eso que no aguantábamos el partido. Acabamos 0-0 porque paró el penalti Lehmann, porque para mí no lo falló Román, lo paró Jens Lehmann. Para mí fallar es meterlo ahí arriba, pero no lo falló, lo paró Lehmann…”
Siempre he pensado como el francés, sinceramente. Una cosa es fallar un penalti y otra es que te paren un penalti. Cierto es que las dos situaciones terminan de la misma manera, sin el gol subiendo al marcador, y que a la historia aquella noche le importó poco si se escribía de una forma u otra porque el sueño de una final europea para el Villarreal quedó emplazado a una semifinal de la UEFA ante el Valencia y a dos de Europa League ante Oporto y Liverpool. A otros cuatro intentos fallidos en veintiuna temporadas en Primera División y dieciséis disputando competiciones europeas del club y el equipo groguet, que se dice tan pronto como Riquelme recalca tiene “dos clubes en mi vida. Uno es Boca y el otro es el Villarreal. Amo el club, como todos los que están aquí.”
Como para Marcos Senna, once temporadas jugador del Villarreal y hoy miembro del departamento de relaciones institucionales del club de La Plana. Es quien hace de entrevistador en la charla, quien reparte turno de palabra y entre tanto rememora: “Yo cogía el balón y ya buscaba a Román. Román jugaba en el costado izquierdo hacia adentro, yo sin mirar ya metía el balón a Román y ahí ya hacía su magia… Yo recuerdo perfectamente las tres temporadas que hemos estado juntos, que he disfrutado muchísimo. Ésa era la primera vez que jugaba una Champions League, imaginaba que iba a ser muy complicado, pero siempre he tenido mucha ilusión en cada torneo, creía en mis posibilidades y en que podíamos hacer algo bonito. Desde el principio lo hemos hecho, estuvimos muy cerca de la prórroga y de la final.”
‘El vasco’ Arruabarrena acorta los quince años y cuatro días que han pasado entre aquella noche y hoy en dos reflexiones: “Veía que podíamos dejar bien parado al Villarreal, por eso digo la espina clavada. Fuimos disfrutando con el transcurrir del torneo y recordamos que los partidos con el Barcelona eran partidos parejos, el año anterior les habíamos ganado 3-0 en casa, habíamos empatado 3-3 en Barcelona, ese año perdimos 1-0 en Barcelona y en Villarreal. Vos veías el grupo, que iba cogiendo confianza… Creo que lo más importante para los chicos que juegan esta semifinal es disfrutarlo, saber que son 180 minutos, que en los primeros 90 no se define nada, que disfruten del momento, del partido y que sólo las cosas van a salir…”
“Y que sólo las cosas van a salir…” Bonita frase que esconde detrás mucho trabajo y buenos resultados. Un Villarreal que llega a su partido (no apto para supersticiosos) número 13 en esta Europa League como invicto: once victorias y sólo un empate han cedido los de Emery, que tienen las bajas de Iborra y Rubén Peña. Y en el banquillo, al técnico más laureado de la competición, que en 2014, 2015 y 2016 logró ganar la Europa League con el Sevilla y que hace apenas dos temporadas jugó y perdió la final contra el Chelsea al frente del Arsenal, su ex equipo, al que hoy tendrá como rival.
No faltan alicientes y sobran ganas e ilusión. El sueño del Villarreal de lograr llegar ante el Arsenal a su primera final europea dura ahora quince años. Demasiado tiempo como para que la historia no se haya dado cuenta de que le debe una al Submarino. Por si acaso, una gran lona frente a la tribuna de La Cerámica se lo recuerda: “NUESTRA HISTORIA, NUESTRO SUEÑO, ¡NUESTRO MOMENTO!” Lo hará también esta noche, cuando arranque un Villarreal-Arsenal que, pase lo que pase, ya es histórico y nos ha hecho revivir y soñar, volver a soñar.
Imagen de cabecera: ImagoImages
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