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Atlético

Resurrección

Eran los fines de semana de 2006. Apenas éramos de los renacuajos del instituto y nuestra felicidad estaba en aprovechar que nuestros padres se iban un fin de semana de casa para juntarnos a jugar al PES 6. Acabábamos de descubrir el Multitap, un aparato que servía para que pudiéramos conectar hasta ocho mandos a la vez. Nosotros, en vez de jugar siempre unos contra otros, decidimos jugar una Liga por parejas. Apenas éramos seis, así que tres equipos los manejábamos nosotros y había otros 15 en los que jugábamos contra ‘la máquina’. Solíamos disputar dos o tres jornadas por cada quedada. Claudio y yo, los favoritos, los mejores individualmente, íbamos juntos, pero un día la Liga se quedó descompensada. Los padres de un amigo habían llegado antes de lo que habíamos calculado y todos habían jugado su jornada menos nosotros dos, un partido de menos que no podíamos recuperar hasta el fin de semana siguiente. Íbamos por detrás por dos puntos, pero con un partido menos, que era ante el Ajax, el equipo de menos entidad de todo el campeonato, por plantilla, donde estaban todos los clubes con más estrellitas. Claudio y yo nos pasamos toda la semana hablando de ser los claros líderes, dando por ganado un partido que no habíamos jugado. Hasta entonces, nunca habíamos pinchado, pero el equipo neerlandés nos ganó con un golazo de Mauro Rosales. Y ante la nula mirada de todos, sin guardar la partida… Claudio apagó la PlayStation.

Como el apellido de su capitán indica, el Atlético ha resucitado. ¡Viva el Atlético! No estaba muerto, como muchos intuían. Ni siquiera dejó de ser líder, aunque su dinámica no fuese la de la primera vuelta. Se alza en la primera posición desde la jornada 9 y así seguirá al menos unos días más. Alternando alegrías y disgustos el equipo de Simeone perdió su amplio colchón de puntos, pero siempre mantuvo la cabeza alta, siempre alzó el brazo y se puso de puntillas mirando al techo para seguir estando un poco por delante. Y es que, aunque hayan estado dos semanas contándonos lo contrario, uno solo depende de sí mismo cuando no lo hace de los demás. Esta perogrullada, que parece una obviedad y una tontería, hay que explicarla porque llevamos varios días leyendo que el Real Madrid dependía de sí mismo si el Atlético pinchaba en el Nou Camp. Es decir, que no dependía de sí mismo, pero nos vendieron que sí. Y porque había diarios de tirada nacional que dicen no vestir ningún color que el sábado, tras el empate en el Camp Nou, aseguraron que el Real Madrid ya estaba por delante. Son los mismos que, a igualdad de puntos en la clasificación, se saltan a la torera la normativa del golaveraje sobre quién va delante y quién va detrás para poner en todo lo alto a ese equipo del que dicen no ser. Algo que solemos conocer como vender la piel del oso antes de cazarlo.

Y el Atleti pinchó en el Nou Camp, sí. No perdió, empató, y salió bastante reforzado en cuanto a sensaciones en un estadio en el que no gana desde la primera época de Torres, pero desde el Real Madrid contaron con tres puntos que no tenían. Como hicimos Claudio y yo contra el Ajax. Con la particularidad, de que aquí Zidane no puede apagar la consola y hacer como que no ha pasado nada (a Claudio y a mí, evidentemente, nos cazaron y tuvimos que ‘jugar’ otro partido dejándonos ganar).

En los pies de su ‘6’, que cuajó uno de sus partidos de más alto nivel que se le recuerdan, y mira que lleva una temporada de sobresaliente, el Atlético se impuso al Barcelona durante la primera hora en todas las facetas. Presionó alto, combinó rápido, abrió una autopista para Carrasco en la izquierda y maniató todos los ataques del equipo local, que solo encontró aire en un par de balones aéreos y un zigzagueo de Messi en una jugada en la que en aquel 2006 diríamos que se vistió de Maradona pero ya podemos asegurar que se puso los zapatos del propio Leo.

Koke en el partido ante la SD Huesca (ImagoImages)

Koke Resurrección rescató al Atlético, que sigue siendo el único que depende de sí mismo para ser campeón y que levantará la copa si gana los tres partidos que le quedan sin mirar lo que suceda por el retrovisor, aunque sabiendo que, a pesar de que las matemáticas no lo confirmen, parece que el pinchazo del domingo sí que ha dejado al Sevilla fuera de concurso. Llegan todos muy justitos, gasolina faltante de una temporada atropellada, de muchos partidos, poco descanso y pretemporada corta. Es imposible hacer pronósticos, más que nunca, en un año donde los equipos de abajo le han quitado más puntos que nunca a los de arriba en situaciones impensables. Esto va de ir de lo de siempre, por más cansino que sea escucharlo. Es lo único que ha dado resultado. Partido a partido.

Imagen de cabecera: ImagoImages

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