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Bundesliga

RB Leipzig: el vértigo del novato

Esta temporada prometía ser grande. Al menos eso debieron pensar en Leipzig cuando reforzaron al equipo, comenzando por el banquillo y fichando después savia nueva. Julian Nagelsmann les iba a dar un punto de vista del juego distinto, más vistoso aún y revolucionario, incluso. En la primera parte de la competición no defraudaron, pues iniciaron el 2020 como líderes de la liga. Pero claro, el RB Leipzig es un club novato que, a pesar de haber debutado en la categoría con un subcampeonato, está algo lejos de poder competir el título de la regularidad contra el Bayern. Sin embargo, lleva menos derrotas en esta Bundesliga el equipo de la Red Bull en comparación con los bávaros. Además, son los únicos a los que los muniqueses no han podido vencer en ninguno de los enfrentamientos de esta temporada, de momento.

A pesar de esos datos, algo falla. Puede que sean las lesiones que han debilitado la defensa o, al menos, obligado a cambiarla. Pero no, el equipo no pierde desde finales de enero. Lo que sí pasa es que contra los rivales directos compite, pero no gana. En lo que va de segunda vuelta, el conjunto del Red Bull Arena ha empatado contra Borussia Mönchengladbach, Bayern, Leverkusen, Wolfsburg, Freiburg y Hertha Berlin. Eso ya suman un total de doce puntos perdidos ante rivales directos o la zona media alta de la tabla. Así es difícil llegar a subir ese escalón que les falta para estar a la altura del Borussia Dortmund y poder competir el título hasta el final, sin desinflarse antes de tiempo. 

Leipzig, a pesar de llevar poco tiempo en la élite, por potencial y su capacidad a la hora de crear buenas plantillas, podría ser considerado uno de los cocos de la categoría y así lo son. Pero a ellos les pasa lo que le ha pasado al resto en los últimos años: de ‘ser’ se han quedado en ‘parecer’. Porque a todos nos gusta ver una liga competida hasta el último instante, pero eso en Alemania no pasa desde hace tiempo por culpa del Bayern. Ahí estuvieron durante un tiempo Gladbach, Leipzig, Dortmund e, incluso, Leverkusen. Pero, al aparecer, en la ecuación ‘Hansi’ Flick, todo ese terreno que habían puesto de por medio, aunque no fuera muy amplio, se fue acortando poco a poco, hasta el punto de ser ahora el Bayern el que mira por el retrovisor, estando a un paso de levantar su 30° título liguero

Mientras estaba Kovac, los demás tenían esperanza y, entre ellos, un RB Leipzig que en la Champions estaba dejando muy buenas sensaciones y puede aún dar la campanada. Pero eso es otra historia. En la actual Bundesliga, los lipsienses han demostrado que tienen mucha calidad, que hay partidos, como ante el FC Köln (2-4) o ante Mainz 05 y Schalke 04 (0-5), en los que cuando pisan el acelerador, son prácticamente imparables. Eso no se niega. Cuando la maquinaria funciona bien, con los Gulácsi, Upamecano, Laimer, Nkunku, Timo Werner, etc, el aficionado neutral puede engancharse y ver fútbol del bueno. Pero a veces no les llega y esos puntos perdidos luego se acaban lamentando. Incluso jugadores como Dani Olmo, que se sabe que pueden aportar mucho, han pasado de contar a quedar olvidados y luego, tras el regreso, volver a aparecer en las alineaciones. Tal vez sea porque aún no están preparados o simplemente no  toca. Lo que meses atrás era una realidad, ahora es algo que da vértigo. El RB Leipzig, el club más odiado de Alemania, ganando la Bundesliga con pocas temporadas en la élite a sus espaldas. Es mucha responsabilidad para su técnico la de convertir a este joven club en campeón, aunque nivel tienen para ello. 

El RB Leipzig falla a la hora de la verdad

Al Leipzig en este 2020 se le puede achacar esa excusa tan manida del ‘Ante los grandes no responde‘, que es lo que ha pasado y ha hecho al equipo estancarse. Es como Jekyll y Hyde, que ante unos muestra su mejor cara y además los resultados les acompañan; pero después, cuando toca, no les llega. Esto último tiene una parte buena. Sí, la tiene. Empatando no se alejan, pero su rival, siendo directo, tampoco le saca ventaja.

Christian Strohdiek celebra el gol que echaba por tierra la ventaja del Leipzig (HANNIBAL HANSCHKE/POOL/AFP via Getty Images)

En la última jornada pasó ya lo impensable. Tocaba recibir al colista y una victoria les habría dejado a cinco puntos de ventaja respecto al perseguidor. Al descanso, sensaciones agridulces: más balón, más llegadas, más remates y un gol de ventaja a favor; pero, por otra parte, un jugador menos para afrontar la segunda mitad. Y tras el descanso se torció. El colista había perdido el respeto al RB Leipzig y se creció. Mucho más balón para el Paderborn que el que habían tenido los de Nagelsmann en la primera mitad, ocasiones en área rival y, para sorpresa de todos, un gol. El empate de Christian Strohdiek que, de nuevo, hacía perder dos puntos valiosos a los de Leipzig. Aunque, esta vez, no era un rival directo el que estaba al otro lado, sino el peor equipo de la competición

A pesar de que quedan partidos y opciones para asaltar el subcampeonato (visita del Dortmund en la penúltima jornada, entre otros), en Leipzig saben que cada vez están creciendo y hay mimbres para conseguir algo grande. De hecho, siguen vivos en la Champions League. Pero hay que luchar contra los elementos y contra el Bayern si se quiere hacer algo grande en la Bundesliga. El día que eso pase, seguro que Buba (mascota del club) y los demás toros rojos estarán orgullosos del triunfo. Pero, de momento, eso no ocurre, aunque no hay prisa ni necesidad de obtener éxito inmediato. Da pena ver cómo uno de los clubes más atractivos de ver se atasca. Que es grande cuando se enfrenta a clubes con menos recursos, pero a la hora de vérselas con los importantes se desvanece, porque la pizarra de Nagelsmann es impredecible, pero sus jugadores no. El RB Leipzig funciona mejor como colectivo que con individualidades y eso se ve. Pero el vértigo está ahí. O, más bien, el respeto. En lo que va de año están dejándose puntos, pero hubo un momento en el que, antes de la última derrota, eran prácticamente imparables y se les veía muy capaces de aguantar hasta el final. Por desgracia, aquel globo que trajo el liderato se acabó pinchando y el club volvió a la realidad. 

Puerto de la Cruz (Tenerife), 1983. Bloguero en fase de evolución. Amante del fútbol global, blanquiazul de corazón y rossonero por aficción a este señor deporte. Conocido en el mundillo como "Humilde Aficionado". El balón, nuestro mejor amigo.

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