De la nada al escaparate internacional. De no estar en Tokio 2020 a ser las primeras deportistas españolas clasificadas para París 2024. Casi dos años antes de los próximos Juegos Olímpicos, el equipo de gimnasia rítmica ha vuelto a la élite, a sentarse en la mesa de las grandes potencias, a luchar por medallas y a ganarlas.
En realidad, se trata de una disciplina que siempre ha reportado éxitos a nuestro país, a nivel individual (Carolina Pascual en Barcelona 92), pero sobre todo en conjuntos. Desde el primer metal en 1975, el bronce en el Campeonato del mundo de Madrid en el concurso completo, las conquistas se sucedían torneo tras otro, alcanzando una época dorada en los años noventa: campeonas del mundo en 1991, campeonas de Europa en 1992 y campeonas olímpicas en 1996, con las llamadas ‘Niñas de Oro’. Los sacrificios (físicos y psicológicos) que supone para las gimnastas desde muy jóvenes, con entrenamientos de 7-8 horas diarias y dietas muy estrictas, provoca que la edad de retirada sea muy temprana, alrededor de los 18 años. Esto obliga a que la transición del equipo español sea completa de un ciclo olímpico a otro.
España siguió ganando medallas en Europeos y Copas del mundo, pero no volvió a subir al podio en unos Juegos hasta Río 2016, si bien lo mereció en Londres 2012. Por entonces el equipo español se había proclamado campeón en el preolímpico y en los años siguientes ganaría medalla tras otra en los Mundiales. Pero una polémica decisión de los jueces relegó a Alejandra Quereda y compañía hasta la cuarta posición en suelo británico. 2016 era el año, con 14 metales en Copas del mundo y la plata olímpica, rozando incluso el oro ante una Rusia imbatible.
Éxito mayúsculo liderado por Quereda junto a Elena López, Lourdes Mohedano, Sandra Aguilar y Artemi Gavezou. Y un esfuerzo titánico que les pasó factura, pues volvieron a casa completamente destrozadas. Quereda y López tuvieron que ser operadas (Elena ha pasado cuatro veces por el quirófano y disputó el Mundial de 2013 con el menisco roto, Quereda llevaba con problemas de cadera desde 2013 por culpa de una rotura en el labrum, un anillo que protege el hueso y ayuda a aislar la articulación). Todas se retiraron poco después de aquellos Juegos, por lo que el equipo volvió a sufrir una profunda restructuración, derrochando juventud con Alba Polo, Clara Esquerdo, Ana Gayán, Victoria Cuadrillero, Sara Salarrullana y Emma Reyes. Sara Bayón, una de las entrenadoras (junto a Anna Baranova), se lamentaba de la situación tras un 2017 de perfil bajo. «Ha sido un año duro porque ha sido la renovación de todo el equipo medallista de Río, con gimnastas todas nuevas y muy jóvenes (…) Hemos trabajado todo este año con nuevas gimnastas que no tenían ningún tipo de experiencia. Pensábamos que después de los Juegos estaríamos un poco más tranquilas pero no ha sido así. Al contrario, incluso porque todo es nuevo. Tú tienes tu sistema, pero tienes que ir cambiando cosas con las nuevas gimnastas», contó en el Norte de Castilla.
La sequía de medallas en los años siguientes llevaron a ocupar el cargo en agosto de 2020 a Alejandra Quereda, la gimnasta rítmica española con más medallas internacionales oficiales (42, las mismas que Sandra Aguilar) y seleccionadora española individual desde octubre de 2018. En su presentación, tenía claro que la vista tenía que estar puesta ya en París 2024, pues el billete a Tokio 2020 se había complicado mucho y quedaba demasiado cerca. Quereda había cambiado el sistema de elección en el apartado individual, mejorando la competitividad de las gimnastas, motivando tanto a jóvenes como veteranas. Unificando los dos puestos (individual y conjunto), Quereda tuvo el control de todas sus gimnastas desde el primer momento, y liberada de la presión de clasificar para Tokio (España se quedó fuera sin representación por primera vez desde Los Ángeles 1984), centró todos sus esfuerzos en un proyecto a largo plazo que ahora ha tenidos sus frutos.
Cinco años después de la última medalla en una Copa del mundo (2017, bronce en cinco aros en Portimão), España ha recuperado su estatus con metales en tres pruebas de Copa del mundo (Portimão, Pamplona y Cluj-Napoca), plata en el Europeo de Tel Aviv y el gran éxito de la pasada semana en los Campeonatos Mundiales: bronce en concurso general y en cinco aros, logrando además la plaza olímpica para París 2024 cuando todavía faltan dos años para la cita. El grupo formado por Quereda, con Ana Arnau, Inés Bergua, Valeria Márquez, Mireia Martínez, Patricia Pérez Fos y Salma Solaun es brillante, ambicioso y tiene recorrido. «Siempre queremos más, vamos a seguir trabajando en esta línea. Somos conscientes de que este equipo tiene mucho margen de mejora», dice Quereda. Se han ganado el derecho a soñar.
Imagen principal: RFEG
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