Con el balón rodando de nuevo, la Premier League se ha apuntado a la vuelta a la nueva normalidad. La máxima categoría inglesa también quiere acabar su liga y apartar, aunque sea por un pequeño espacio de tiempo, los pensamientos negativos que nos abordan sin cesar durante el confinamiento: la salud, el propio encierro y los políticos. Allí, desde luego, no son un gran ejemplo en cuanto al control de la situación. Pero el fútbol era, es y será un gran refrigerio para descuidar las abyecciones que nos escupe el destino. No queda otra: el fútbol ya está aquí.
Quedan muchas dudas por resolver en Inglaterra. Excepto el campeón, la tabla enseña una tremenda pelea que puede prolongarse hasta los últimos segundos de competición. Sin embargo, uno tiende a fijarse en esos cuadros que han podido sentir de lleno este parón. El ejemplo más claro es el Sheffield United que, en principio, debería estar ahora pensando en cómo salvarse. O eso decían los expertos. Ya hablamos de ellos a principios de curso, pero es inevitable recordar a un conjunto que ha encandilado al mundo con un fútbol tan atrevido como inusual. “Como entrenador, si piensas en mejorar, este es uno de los equipos que tienes que ver,” aseguró Pep Guardiola sobre los blades.
Lo del conjunto de South Yorkshire es un caso muy puntual en una gran liga. Los de Chris Wilder han subido de la tercera categoría a la primera con la misma base de futbolistas. Su esquema, el inamovible 5-3-2, transporta a los defensas a la zona de ataque. Lo normal, con los centrales rematando centros de los carrileros, sería ver al equipo de Bramall Lane entre los más goleados de la competición. Nada más lejos de la realidad: han concedido 25 tantos. Es la segunda mejor marca en Inglaterra, solo por detrás del Liverpool. Algo están haciendo bien.
Sin embargo, el deshielo de la competición es una incertidumbre para el Sheffield United. Todavía leo por ahí a gente que afirma que los equipos dan giros de 360 grados y que por eso mejoran o empeoran. Igual, digo yo, acaban mareados para quedarse en el mismo lugar. Los blades, que estaban en una forma espectacular, están en disposición de luchar por un puesto en la Champions League; sobre todo si el Manchester City acaba siendo sancionado por la UEFA y se abre ese quinto lugar.
En Bundesliga hemos visto que las dinámicas de los equipos han sido muy similares a las que ya cargaban desde hacía meses, pero esta es otra historia. ¿Estará Oliver Norwood al extraordinario nivel en el que estaba antes del parón? ¿Mantendrá Dean Henderson su estatus de portero de selección? Se supone que estoy aquí para dar respuestas. Pero, a veces, es mejor admitir que hay contextos que no admiten simples elucubraciones. Es momento para ver si aguantan el ritmo y dan un giro de 360 grados y no de 180. Igual así, si no es mucho pedir, siguen luchando por jugar en la máxima competición continental hasta el final. Eso sería un éxito tremebundo para Chris Wilder y sus futbolistas, que si hace poco ni se imaginaban jugando en la Premier League; imaginad lo de oír esa melodía de los martes o los miércoles que transforma un día normal en lo mejor de la semana. Se han ganado el derecho a soñar con un billete a la Champions y nadie, ni una maldita pandemia, les debe apartar de ello.
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