Desde el pasado mes de agosto, en la rueda de prensa anterior al primer partido de la previa de Europa League en Astaná, Marcelino ha manifestado la ilusión que tiene el conjunto amarillo en esta competición. En cada entrevista, en cada declaración, no duda en recordar que para volver a Europa hay que ganárselo en la Liga, y que la Copa del Rey siempre es un torneo especial, pero se le ilumina la cara cuando habla de la Europa League. Quizá recuerde con rabia aquella eliminatoria frente al Hannover en 2011 con el Sevilla, cuando quedó a un solo gol de disputar la fase de grupos. Probablemente fue el mayor revés de su carrera, una espina clavada en su notable palmarés como técnico.
Por eso ahora, cuando su equipo sale al campo y se come al rival, su sonrisa es de oreja a oreja. No lo dice, porque iría en contra de unos principios, los de la humildad, los del partido a partido, la consigna de que no hay equipo menor y que en Villarreal “no se puede hablar de títulos”. Pero sabe que el Submarino aspira a llegar lejos, muy lejos.
Y por eso también no permite un mínimo bajón de intensidad. Es lo que le pasó a sus jugadores tras el tempranero gol de Cani, en el minuto seis, en una jugada colectiva que define a la perfección al conjunto amarillo: recupera Dos Santos en el centro del campo, conduce Vietto, pasa entre líneas Espinosa, Gerard Moreno se deshace del portero y el aragonés define a placer. A partir de entonces el Villarreal fue de más a menos y permitió al Zurich llegar cada vez con más peligro a la meta defendida por Juan Carlos. Al filo del descanso, un balón largo controlado por Chikahaoui dentro del área creó desconcierto en la defensa amarilla, que dejó completamente solo a Schonbachler, autor del tanto del empate.
Marcelino había pasado casi toda la primera mitad gritando a sus jugadores, recriminando la relajación que da un gol tan madrugador. Cuenta Gerard –probablemente, el mejor del partido– que el técnico asturiano les puso las pilas en los vestuarios y de ahí el cambio de actitud. En menos de veinte minutos el Submarino había convertido un hervidero de nervios en una fiesta absoluta. De nuevo la conexión Gerard-Espinosa-Vietto hizo su efecto, con definición del argentino a placer tras un pase desde la derecha. Dos minutos después, Bruno Soriano hacía el 3-1 en un libre directo que se coló por la misma escuadra.
Giovani, con hambre tras la sequía de los últimos partidos, se unió a la fiesta anotando el cuarto tras una gran jugada personal. El cuarto. Van tres partidos en El Madrigal en Europa, van doce goles a favor. Esta victoria, la novena consecutiva en casa –a una de igualar el récord de Atlético y Benfica– deja casi en dieciseisavos al Villarreal, que ya distancia al Apollon Limassol en cuatro puntos, y al FC Zúrich, en seis. Marcelino no quiere oír hablar del tema: “No acostumbro a hacer cábalas. Toca ir a ganar a Zúrich”. Se despide de zona mixta contento, sin dejar de sonreír, sabiendo que detrás de sus comedidas palabras se esconde una ambición sin límites.
Villarreal: Juan Carlos, Mario, Gabriel, Víctor Ruiz, Adrián Marín, Bruno (Pina, min 69), Dos Santos, Cani (Cheryshev, min 73), Espinosa, Vietto (Giovani, min 65) y Gerard.
FC Zúrich: Da Costa, Koch, Nef, Djemesti (Elvedi, min 83), Yapi, Kukeili, Buff, Schonbachler, Chiumento, Chermiti (Etoundi, min 75) y Chikahaoui.
Goles: 1-0, min 6, Cani, a pase de Gerard. 1-1, min 43, Schonbachler, tras pase de Chikahaoui. 2-1, min 57, Vietto, a pase de Espinosa. 3-1, min 60, Bruno, de falta directa. 4-1, min 78, Giovani, tras jugada personal.
Árbitro: Halis Ozkahya (Turquía). Amonestó a Bruno (min 62) por parte del Villarreal y a Etoundi (min 76) por parte del FC Zúrich.
Incidencias: Partido de la tercera jornada de la fase de grupos de la UEFA Europa League entre el Villarreal y el FC Zúrich en El Madrigal.
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