La pasada temporada iba a ser la última de una trayectoria encomiable tras casi 20 años al máximo nivel y ocho equipos diferentes repartidos por la geografía española. Pero el Betis rozó los puestos de descenso y la pandemia frenó la Primera Iberdrola hasta el punto de no volverse a disputar hasta el curso siguiente. La decisión estaba tomada, pero el sabor amargo que destilaba la situación llevó a Priscila Borja (Alcalá de Guadaira, 1985) a replanteárselo todo. ¿Merecía la pena colgar las botas de esa forma?
“Decidí darme una oportunidad. No sabía cómo iba a estar, no por la edad, que es solo un número y no tiene nada que ver, sino por haber estado siete meses parada. Empecé mal, evidentemente”. Son las palabras de la que es ahora delantera del Madrid CFF, el equipo revelación del campeonato gracias, en buena parte, a la labor de Priscila. Pese a las dificultades de los dos primeros meses, la andaluza recuperó el tono hasta el punto de sentirse igual o mejor que en años anteriores. “Tenía que ponerme en forma, recuperar masa muscular… y me fui encontrando bien. La verdad que ahora siento que estoy desafiando a la genética, porque estoy en un estado de forma muy muy bueno. Mi rendimiento es exactamente igual que hace unos años. Sí he cambiado la posición, que juego un poco más retrasada, con Geyse arriba, y el recorrido es otro. Tenemos un cuerpo técnico y preparadores físicos que lo dan todo y eso se nota”.
Tampoco esperaba el Madrid CFF encontrarse a solo dos puntos de Champions a estas alturas de la temporada, después de una racha de 10 jornadas sin perder (ocho victorias y dos empates) y con todavía un partido pendiente por disputar. Es, además, el segundo equipo que menos goles encaja solo por detrás del Barça. “En agosto, nadie del club, ni jugadoras ni cuerpo técnico, podíamos imaginar que íbamos a estar tan cerca de los puestos de arriba. Pero sí que es verdad que el equipo trabaja muchísimo y entrena a tope. Ahora sí que nos lo creemos, y sabemos que tenemos la posibilidad de seguir estando ahí”, señala Priscila. Sin una estructura de club grande detrás, el Madrid CFF es uno de los equipos más humildes de la Primera División femenina y su objetivo no era otro que el de la permanencia. Ya conseguido con creces, las miras ahora son altas.
“Hoy en día no tenemos el objetivo de entrar en Champions porque sabemos que es muy difícil. Pero sí tenemos la ilusión de intentar seguir ahí hasta el final y ponérselo difícil a todo el que quiera estar. Vemos que van llegando resultados, que el equipo sigue compitiendo, que ganamos en el campo del Atlético o sacamos un empate en el de la Real. Fuimos al campo del Santa Teresa con muchísima precaución, sabiendo que podíamos sufrir, y salimos al cien por cien, como si nos estuviéramos jugando la permanencia (ganaron 0-3). Solo podemos pensar en el siguiente partido, no podemos pensar en si estamos a dos puntos del Real Madrid”.
Poner en valor
El Madrid CFF de Óscar Fernández cuenta con el equilibrio perfecto: sólido en defensa y temible en ataque gracias a la tremenda verticalidad de las jugadoras de arriba. Geyse, Valeria, Priscila, Estela, Maca… desequilibrio puro y una velocidad que aprovechan al máximo al contraataque. “Tenemos muy claro que las victorias se basan en defender bien y después en tener opciones en ataque. Hay equipos que se cierran bien cuando te hacen gol y no les importa estar defendiendo todo el partido, como el Sporting de Huelva contra el Atlético. Sabemos que nuestra base parte de defender bien todas y luego desplegarnos bien en ataque. Es verdad que Geyse nos da un plus, yo le digo que es un bicho, una jugadora fuerte, rápida, técnicamente buenísima. Valeria se desfonda en todos los partidos, en defensa y ataque. Cuando vemos nuestros datos en GPS decimos: ¡Pero Valeria! ¡Cómo puedes correr tantos kilómetros a tanta intensidad! Y si no están ellas, están Maca, Lauri… cuando no estoy yo está Sara, Rita, Estela, Paula… da igual quién entre en el once, porque todas remamos a una, el equipo sigue su plan”, explica Priscila.
Es difícil entender, dado el nivel que está mostrando el equipo y lo atractivo del juego, por qué no se habla más del Madrid CFF y por qué no se valora más lo que están consiguiendo. Un tuit en el que se criticaba al Atlético por estar peor clasificado que el Madrid CFF molestó a Priscila en su momento. “Me sonó despectivo. El que lo escribió no lo hizo con esa intención, evidentemente. Pero sonaba despectivo, porque suena a que somos peor equipo y que el Atlético debería estar por delante. Y no. Somos mejor equipo. El club tiene peor presupuesto, pero en el campo demostramos que somos mejores que del quinto hacia abajo. Se nos valora poco. El año pasado el Dépor era el equipo revelación porque sumaron muchos puntos en pocas jornadas… y nosotras eso lo hemos superado, y se ha dicho poco. Influye mucho que no tengamos un masculino detrás, pero se nos tiene que poner en valor. El club y el equipo están haciendo un trabajo impresionante”, reivindica la atacante alcareña.
Si a eso le añadimos las dificultades para ver los partidos del Madrid CFF por los derechos de televisión, la indignación es mayor. “Mi padre está enfadado (risas). Es una pena que a nosotras nos televisen poco, no sé bien el motivo, pero es un lío de los derechos televisivos. El fútbol que estamos haciendo es muy variopinto, para mí muy vistoso. No es de posesión absoluta, que a mí particularmente no me gusta. Somos bastante verticales y muy intensas, así que serían partidos bonitos para ver. Ahora tenemos dos partidos televisados, esperamos ahora hacerlo igual de bien (risas)”. El buen hacer del equipo también podría verse reflejado en la Selección, pero Jorge Vilda de momento no ha convocado a ninguna futbolista de la plantilla. “Claro, es que en la Selección es tan complicado… Llevo tantos años viviéndolo… Podrían fijarse en alguna de mis compañeras, ya que vamos cuartas, pero hay tanto donde elegir, y hay jugadoras tan buenas, que depende del gusto de cada uno. Ojalá tengamos ese premio, para el club sería un orgullo y una recompensa por el trabajo que estamos haciendo”.
De los campos… ¿a los despachos?
Titular con regularidad, siete goles anotados y tres asistencias, rendimiento a la altura de sus mejores temporadas… Cualquiera diría que Priscila Borja ha aparcado una decisión que tenía más que tomada el curso anterior. Pero hasta el próximo verano ni ella misma sabe si colgará las botas. “Ahora mismo no sé absolutamente nada. Estoy pendiente de aprobar la oposición (de policía). Si la apruebo evidentemente lo dejaría. Si no, me lo plantearía. Tendría que pensarlo igual que lo pensé el año pasado, tranquilamente. Si quisiera seguir sé que el club quiere contar conmigo, de eso sí tengo constancia. Pero les dije que realmente no sabía si iba a seguir o no y que no dependía solo de mí, sino de la oposición también. Ahora solo pienso en seguir disfrutando, en el domingo, en volver a tener minutos, en entrenar al máximo y poder estar en el once. Pensar solo en eso me está viniendo súper bien, de ahí mi buena temporada”, confiesa.
Dejar el fútbol es difícil para cualquier jugadora, pero más todavía cuando el fútbol femenino español vive su mejor momento: el próximo año la Primera Iberdrola se convertirá en la primera competición profesional del deporte femenino en nuestro país (La Liga Ellas), según anunció el Consejo Superior de Deportes este mismo jueves tras una reunión con los dirigentes de los 18 equipos de la Primera División femenina.
“Me daría pena evidentemente. Y me seguiría dando pena durante mucho tiempo. Si consigo mantenerme a este nivel, y sé que puedo hacerlo, me va a dar pena porque el fútbol es mi vida. No concibo la vida sin fútbol. Pero a todo se acostumbra uno, lo veré desde la grada con muchas ganas de estar en el campo. Y si la liga se profesionaliza y no puedo participar en ella al menos estaré súper contenta por el paso”, reconoce Priscila, una futbolista que dejará un legado importante no solo por lo que ha hecho sobre el césped, también por lo que ha hecho y hace fuera de él. Reivindicativa como ninguna, la andaluza no se muerde la lengua y a lo largo de su carrera no ha dudado en luchar con uñas y dientes por los derechos de las futbolistas. Fue precisamente una de las jugadoras que encabezó la revolución que provocó la salida de Ignacio Quereda de la selección tras el Mundial 2015, algo que le costó no volver a ser convocada por la Roja.
“Muchas hemos hecho lo que creíamos que era mejor por el bien de nuestro deporte. A las jugadoras que nos mueve la justicia social (como digo yo) no nos podemos quedar de brazos cruzados. Y animo a las más jóvenes, sobre todo a las que tienen carácter, que sigan, que luchen por lo que quieren y por este deporte tan bonito que no podemos dejar en manos de nadie. Somos las actrices y tenemos que dar el do de pecho”.
Así que lo más probable es que, cuando deje el fútbol, Priscila siga vinculada al fútbol femenino con el objetivo de que siga creciendo. “Siempre que pueda estar involucrada y me lo permitan voy a hacer lo que esté en mi mano. Cuando me preguntan, soy una persona bastante sincera y digo lo que pienso, evidentemente con educación y sin faltar el respeto a nadie. Es verdad que la RFEF en este sentido ha dado un paso de acercamiento con las capitanas de los equipos. ¿Quién mejor que una jugadora para decirte lo que necesita, lo que escasea o en qué podemos mejorar? Varias miradas ven más que un solo punto de vista”.
Mucho han cambiado las cosas desde que Priscila empezó su carrera a principios del siglo XXI. Reconoce que se ha mejorado sobre todo en la preparación del cuerpo técnico y en el entrenamiento de las futbolistas. “Al principio no teníamos una base, yo no la tuve. Ahora con siete años empiezan a entrenar y eso es una alegría. Los campos de fútbol sí son más o menos iguales, la mayoría de césped artificial. Estando en el Hispalia yo ya había jugado en Lezama. Hay equipos que siempre se lo han tomado de manera profesional”. ¿Y qué es en lo que menos se ha mejorado? “Muchos vaivenes institucionales. Eso perjudica mucho. La temporada que se hizo una liga dividida en grupos fue un caos total. Descendieron equipos que no se lo merecieron porque habían quedado bien en primera fase. Fue un horror y un fracaso. Y gracias a dios no se llevó a cabo este año. Habría sido otro atraso, no sé a quién se le ocurriría esa fantástica idea”, sentencia.
A las puertas de que la Primera Iberdrola se convierta por fin en una liga profesional, Priscila recuerda lo poco que se ha insistido en que lo fuera con mayor anterioridad. “Un directivo me dijo durante el Mundial de 2015 que lo que hacíamos era ‘un hobby’. Que teníamos que dar las gracias porque estábamos allí, en Canadá, haciendo nuestro hobby. No hombre, vengo a representar a España. No creo que a Sergio Ramos o a cualquier otro le hubiesen dicho eso en el Mundial de Sudáfrica. A mi esa frase no se me olvida nunca, se te queda marcada”.
Priscila es ambiciosa y cree en el fútbol femenino español. “Ojalá aquí este el mejor equipo del mundo. Si en Francia es el Lyon, ¿por qué nosotros no vamos a poder superarlo? O ahora la liga inglesa, que da gusto verla. Cuando todos reman en la misma dirección es fácil ponerse de acuerdo. Cada parte va a tener que ceder un poquito para el bien común. Y eso es lo que creo que no está pasando aquí. No se llega a un acuerdo y es perjudicial para el deporte. Ojalá cojamos buenos ejemplos y hagamos entre todos una liga fuerte”, señala. El convenio colectivo ha sido un paso importante, aunque todavía hay flecos por corregir, como el de los derechos de formación de las jugadoras sub-23 o las convocatorias de las jugadoras del filial. “Es un paso porque tenemos muchos derechos que antes no teníamos. Hay que seguir en esa línea y mejorar, todo es mejorable”.
Lo mejor del convenio es que ahora cualquier jugadora de la Primera Iberdrola puede dedicarse al cien por cien al fútbol sin depender de otro trabajo al mismo tiempo. “Los clubes más humildes estamos en un rango bajo, pero nos permite dedicarnos solo al fútbol. ¿Qué deberíamos percibir un poco más o ayudas en el piso? Pues seguro. Porque no hacemos solo dos horas al día de fútbol como dicen algunos. Son muchas más de las que se piensan. No solo de pensamiento: comes en función de tu deporte, dejas de hacer cosas porque es lo mejor para tu rendimiento. Cuando voy a entrenar, echo cuatro horas reales, y luego lo que te cuidas, y todo el trabajo que hay detrás… Estamos en el camino y hay que seguir peleando”. Con Priscila a la vanguardia, en el césped o fuera de él, es más fácil llegar a buen puerto.
Imagen de cabecera: ImagoImages
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Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).
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