Brais TOURIÑO – Tu que lees esto seguramente ya sabes quien eres, pero en el caso del jugador que hoy nos ocupa, empecemos por situar de quien hablamos. William Silva de Carvalho, nacido en Angola (1992) pero de nacionalidad portuguesa, es producto de la exitosa cantera del Sporting Clube de Portugal. Llega a la misma en 2007, tras jugar en equipos locales de la zona de Sintra (Algueirao de Mem Martins y el Mira-Sintra). Su físico le ayuda a quemar etapas con sorprendente celeridad en las categorías inferiores de los leoes y va siempre compitiendo por delante de su edad. Llega incluso a debutar con el primer equipo en un partido contra Vitoria de Guimaraes de la mano de Jose Couceiro en la 2010/11.
Por aquel entonces, sin equipos b en liza, William Carvalho sale cedido al Fátima de Segunda División. En el mercado invernal de esa temporada 2011/12, vuelve a Alvalade para salir cedido al Cercle Brügge, con el que el club lisboeta había firmado un convenio de colaboración.
En el conjunto belga es donde tiene los minutos suficientes para crecer, jugando 19 partidos esa misma temporada y 32 en la 2012/13. Pese a su buen hacer en el fútbol belga, no parece que desde Lisboa haya muchos ojos puestos en él, con los sportinguistas sumidos en una crisis tanto institucional como deportiva, que termina con la peor clasificación histórica del club (7º).
Estamos ya en verano de 2013 y con él Leo Jardim. Como parte de la pretemporada, el ahora técnico del Mónaco organiza un stage con posibles jugadores para el primer equipo, una especie de America’s Got Talent futbolístico, donde William llega casi de relleno y termina maravillando al técnico. A partir de ahí, la historia es conocida. Titular y eje vital del mediocampo, debut con la selección absoluta, Mundial… Pero, ¿cuáles son las virtudes de William sobre el campo?
Posicionamiento: Cuando hablamos de un mediocentro con origen africano, la idea principal que puede venirse a la mente es de un físico desbocado corriendo durante 90 minutos. No es el caso de William. Probablemente su cuerpo le permitiese ese tipo de juego, pero no lo necesita. Siempre bien ubicado, muchas recuperaciones las materializa gracias a su anticipación a la acción, intuyendo, adelantándose a la realidad.
Físico: Aunque no vive exclusivamente de él, sus 187 centímetros y su fuerza en el contacto hacen del portugués el prototipo físico para la posición. Da la impresión de ser más lento de lo que realmente es.
Margen de mejora: Con tan solo 22 años, por delante tiene aún tiempo de crecer más. Si bien la Primeira Liga es exigente, cuando (inevitablemente) salga hacia una gran Liga Europea, la exigencia será mayor, y teniendo sus condiciones y su edad, esa exigencia hará de él aún mejor futbolista de lo que lo es hoy.
Toque: Para el final queda la cualidad que le hace más «especial», su toque en la salida de balón. Lejos de nuevo del prototipo de pivote defensivo que destruye y en fase ofensiva desaparece, William está presente en la construcción de juego en todo momento. Amigo del primer toque, hace de él un «acelerador» del balón, facilitando muchas veces la tarea a sus compañeros de mediocampo. Siempre sin excesos ni adornos, William da salida sencilla pero efectiva al balón, no obstante, necesita un jugador específico cerca que se ocupe de dicha tarea; una especie de Sergio Busquets en ese aspecto.
Y por todo esto, los clubes más grandes de Europa se pelearán billetera en mano por William Silva de Carvalho más pronto que tarde. Y no por ti.
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