Los periodistas y los aficionados no necesitan datos para crear una polémica: basta con que el presidente del gobierno le diga al jefe de la oposición que se recupere del virus o que un futbolista dé like a una publicación para que todos nos volvamos más locos de lo que estamos. Nuestra realidad la construimos a base de ilusiones. Somos el antónimo de la cavilación y la reflexión. Ahora imagina que eso no haga falta. Figúrate que sale tu mejor delantero, tu estrella, bien vestido y preparado para dar una entrevista en la que pone de vuelta y media a su entrenador. Romelu Lukaku, quizás un pelín endiosado, no pensó bien en lo que estaba haciendo. Puede que, simplemente, fuera un error. Pero qué error.
El belga es un futbolista muy inteligente: su carrera, a pesar de los sinsabores comunes que todo el mundo padece, ha sido una escalada constante hacia el éxito. Su último traspaso, volviendo al club de su vida, podía enmendar el único contratiempo de su impecable trayectoria. En su primera etapa en la entidad londinense, siendo ese niño con cuerpo de adulto que nos volvía locos, no había cumplido con las expectativas que traía de Bélgica. Ahora le tocaba granjearse la confianza de un Thomas Tuchel que parecía tener un cuadro casi perfecto tras ganar la última Champions League. Solo faltaba un delantero. Lukaku era el elegido.
La realidad, sin embargo, ha golpeado todas las expectativas que teníamos con él. De sus palabras a Sky Sports destaco que él cree que el alemán “ha escogido una formación diferente”, una afirmación difícil de comprender ya que precisamente el fútbol del Chelsea coincide a la perfección con la del ariete. Es cierto que en el Inter él y Lautaro Martínez eran claramente los encargados de finalizar todas las acciones de peligro que creaban sus defensores con una salida de balón preciosa y que en Inglaterra, en cambio, el juego de la escuadra de Stamford Bridge es mucho más coral. Pese a ello, no es una excusa válida como para pensar que Tuchel no le ha dado suficiente peso en el sino de los choques.
Su castigo ante el Liverpool nos privó ver a un enorme jugador en uno de los mejores encuentros que hay en el panorama mundial. Las informaciones que llegan desde Inglaterra nos confirman que, por el momento, Lukaku seguirá vistiendo la zamarra del Chelsea. Solo queda creer que pronto mutará esa estúpida posición y acabará triunfando porque talento tiene de sobra. Además, su técnico es muy bueno a la hora de recuperar futbolistas del ostracismo. El belga tiene el perdón de su gente y ahora está en sus manos luchar por un puesto en las islas o volver a su querida Italia. Esta vez no nos ha hecho falta imaginarnos una polémica. Nos la han servido en bandeja de oro.
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