Hay equipos que te someten al máximo de principio a fin. A una presión asfixiante de la que salir victorioso resulta una heroicidad. Tanto Madrid como CSKA son siempre favoritos a la Euroliga por el poderío que muestran. Siempre ahí, nunca muertos, nunca rindiéndose. Contra el Milano, los rusos lo volvieron a hacer.
64-51. El Milano pone tierra de por medio a unos 12 minutos del final y parece tener el partido dónde quiere. Los rusos, desconectados, piden tiempo muerto para conjurarse de que aún es posible. ¿Se han ido del partido? Sin duda. ¿Está todo perdido? Para otro equipo quizá; para CSKA o Madrid, nunca. Los jugadores lo saben. Los jugadores se lo creen. Se reanuda el juego. Hay cosas en la vida que uno las ve venir: esta era fácilmente una de ellas. Parcial de 2-17 y golpe sobre la mesa. Es en momentos de crisis cuando un equipo muestra cuál es su límite y el de los rusos es el trofeo final.
Con un Higgins en modo líder (23 puntos, de los cuales 10 fueron en el 4Q) y un De Colo resolutivo (18 puntos), el CSKA sumó su sexta victoria para poner tierra de por medio junto al Madrid al frente de la tabla. Solo Fenerbahce parece seguirles la estela. Es normal, lo ilógico es la regularidad de los dos primeros. En una competición en la que el factor pista juega un papel tan determinante, tener facilidad para competir a domicilio es un plus casi definitivo. Te garantiza llegar lejos.
En el deporte todo es posible, pero a día de hoy tanto CSKA como Madrid parecen tener una invitación reservada para la Final Four de Vitoria.
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