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Pisco, una guerrera incombustible

Me repito cuando digo que el UDG Tenerife es un equipo-milagro. Pero es la gran verdad. ¿Cómo es posible que un club humilde, sin una estructura poderosa detrás y sin grandes estrellas se haya mantenido casi siempre entre las posiciones de privilegio de la Primera Iberdrola? Ni el imparable crecimiento de la competición, ni el aumento de inversión del resto de clubes ni la falta de recursos importantes ha amedrentado las posibilidades de una plantilla que incluso se vez capaz de jugar en Champions el próximo año.

“Somos conscientes del equipo que tenemos y de las estadísticas que hemos logrado. Conseguidos los dos objetivos (clasificación a la Copa de la Reina y salvación virtual), obviamente el equipo va a mirar para arriba. Si podemos meternos en Champions será un mérito para nosotras, y sino también te digo que vamos a estar ahí, a complicarles la vida a los rivales que están encima nuestra y que están llamados a ganar la Liga y meterse en Champions”, nos dice Raquel Peña (1988, Las Palmas), conocida dentro del fútbol como ‘Pisco’, un mote que dura desde que empezó a jugar federada en el CD Rayco por ser “la más pequeña y la más bajita”. Pisco (o fisco, según vivas en el este o el oeste de la isla) se refiere coloquialmente a ‘poco’.

Pero Raquel hace tiempo que lleva dando muchísimo al UDG Tenerife. Lateral de recorrido y mucho trabajo, destaca sobre todo por sus tensos centros al área y su excelente golpeo, probablemente el mejor del campeonato. ¿Cuál es su secreto? “Es un trabajo que hacemos en el colectivo. Francis incide mucho en las acciones a balón parado porque es un gran porcentaje de goles durante la temporada. Es algo de todos. También he de decir que se golpea mejor con unas botas que con otras (risas). ¡Por lo menos en mi caso! Tengo unas con las que estoy marcando todas las faltas y los penaltis. Esas se quedan solo para jugar ya”, afirma con una sonrisa.

Su llegada hace siete años fue un acto de compromiso espectacular. Tras más de un lustro jugando en un Atlético de Madrid en constante alza, surgió la oportunidad de volver a la tierra. Era su última campaña como rojiblanca y le llegó una llamada del Granadilla, que iba a disputar el play-off por el ascenso a la máxima categoría frente al Fundación Albacete. Pisco, que quería disputar la Copa de la Reina con el Atleti, prometió fichar a final de curso ascendiera o no el equipo tinerfeño. Finalmente no subió pero Pisco cumplió su palabra.

“Necesitaba sentir a los míos más cerca. Volver a vivir el fútbol canario, que lo perdí un poco jugando en la península. Y necesitaba volver a disfrutar lo que amaba: jugar al fútbol y disfrutar del deporte. Y nada mejor que jugar en un equipo canario y recuperar sensaciones”, nos explica. No obstante, sus recuerdos en el cuadro rojiblanco son muy buenos. “El primer año me costó adaptarme. Era un nivel y una disciplina que no estaba acostumbrada. Pero cuando tienes un sueño de pequeña y el objetivo en mente de jugar en un equipo grande hay que hincar los pies (en vez de los codos) y aplicarte al trabajo que exigía entonces el entrenador. Me hice un hueco en la plantilla y también conseguí en los dos últimos años ser una de las capitanas. Es algo que no te regala nadie y que se consigue a base de trabajo y esfuerzo”. Curiosamente, esta temporada le ha marcado tres goles en dos partidos a su ex equipo. “Sí, la verdad que le tengo cogida la medida (risas). Casualmente este año se me ha dado bien y espero seguir así”.

Pisco representa a la perfección lo que es el UDG Tenerife y puede valorar casi de principio a fin el crecimiento experimentado por el club. No cuenta con un presupuesto elevado ni con las mejores instalaciones, pero tiene la ambición por bandera. “El cambio ha sido a nivel de estructura y objetivos. Según pasaban los años se ha apostado cada vez un poco más porque vieron que el equipo tenía potencial para pelear por los puestos de arriba. La directiva ha demostrado que confían en nosotras. No se nos puede reprochar nada”. Y mientras otros clubes de mayor dimensión protestaron por considerar excesivas las exigencias del convenio colectivo en materia de salarios y por la dificultad para llegar a cantidades específicas, en el UDG Tenerife no existe ese problema. Pisco, como una de las capitanas y veteranas del vestuario escucha a las jugadoras más jóvenes y se preocupa porque todo esté en orden. “La directiva sabe manejarse bien con los ingresos que tenemos año tras año. Tenemos nuestro sueldo, cumplieron con el ERTE y también con el convenio.  Hablo de vez en cuando con las más pequeñas ya no solo por interesarme por su estado económico sino más bien por todo lo que conlleva el convenio”. Toda esa evolución ha permitido también que muchas de ellas (Silvia Doblado, María José Pérez, Patri Gaviria, Ana González, Martín-Prieto o la propia Pisco) hayan podido dejar sus otros trabajos para poder dedicarse cien por cien al fútbol o compaginar sus estudios.

Huir de los fantasmas

La única excepción entre las exitosas temporadas del UDG Tenerife fue la pasada, donde incluso llegaron a coquetear con la zona de descenso. Finalmente el equipo acabó noveno y con un colchón importante respecto a los últimos dos puestos, pero fue un aviso de cara al siguiente curso: cada año va a ser más difícil que el anterior. “Yo te mentiría si te digo que no he pensado en que el equipo estaría peleando por el descenso. Este año descienden cuatro, te pones a mirar la temporada que hicimos el año pasado… esos malos recuerdos vienen al presente. Tenemos que pelear porque no vuelva a suceder. Para nosotras descender sería un gran chasco porque encima arrastraríamos a nuestro filial a que baje de categoría, y no podemos permitirnos eso a nosotras mismas por todas esas niñas que tienen su proyección”.

Pisco reconoce que no se esperaba el espectacular rendimiento de la campaña actual, donde llegaron a enlazar 11 jornadas sin perder e incluso fueron líderes por primera vez en su historia. “Confiábamos mucho en el trabajo que Francis tenía pensado hacer con nosotras, pero teníamos la incertidumbre de saber cómo íbamos a funcionar en base a cómo se habían reforzado el resto de equipos. Con esfuerzo, sacrificio y el equipo humano que tenemos estamos consiguiendo grandes cosas este año y esperamos seguir así”. La falta de estabilidad en el banquillo desde la baja de Toni Ayala en septiembre de 2018 (cinco técnicos desde entonces) parece haberse solucionado con Francis Díaz, que ha cambiado completamente la mentalidad de un equipo desmoralizado: “Su mayor labor, más que ser entrenador, ha sido trabajar la parte emocional. El año pasado quedamos bastante tocadas. Hacía falta un cambio y a partir de ahí creo que fue todo sobre ruedas y fue más fácil llegar a nosotras”.

Nueva mentalidad, los resultados acompañan y la salvación asegurada. El UDG Tenerife tiene en la calma que le da la clasificación su mayor ventaja respecto a sus rivales por estar en Champions. No tienen nada que perder. “Jugamos con menos presión, más sueltas. Quizás así consigamos mejores resultados y podamos pelear por un par de puestos más arriba”. Es precisamente el excelente nivel del grupo lo que ha aplazado cualquier idea de retirada que pudiera rondar en su cabeza. Pisco cumplirá 33 años en diciembre. “Respecto a esto siempre cuento la misma anécdota. Mi compañera de habitación en los viajes es Patricia Gavira. Y nos ponemos a recordar finales de temporadas anteriores que decíamos… ‘¿cuándo nos vamos a retirar? Venga, al año que viene nos retiramos’ Y estábamos así todas las temporadas, pero en esta no lo hemos dicho ni una vez. No sé si es por el nivel que nos encontramos las dos físicamente o porque la temporada está saliendo redonda y vemos al equipo tan bien que no apetece decirlo”.

Ahora incluso se fija los 36-37 años. “Quiero llegar a esa edad en las mejores condiciones posibles. Cuando considere que eso no es así será el momento de retirarme y listo. Trataremos de alargarlo lo máximo posible y que nos respeten las lesiones. Tenemos mucha guerra que dar”. Y nosotros mucho que disfrutar con vosotras.

Imagen de cabecera: Imago

Contenido patrocinado por Iberdrola

Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).

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