En La Odisea, Ulises circunscribía su agitado viaje marítimo por todo el Peloponeso. Actualmente, son miles y miles los que como el personaje de Homero, se embarcan a lo largo y ancho de todo el mar Mediterráneo en busca de su particular, necesaria y anhelada Ítaca. Una de esas historias entre mil es la que llevó a Roma y a la Roma al joven futbolista camerunés Joseph Perfection Bouasse Ombiogno. Y la suya, por suerte, como la de Ulises, ha tenido una resolución feliz, un sueño cumplido y anticipa una secuela más que prometedora.
Joseph llegó a Roma con tan solo 16 años atraído por los cantos de sirena de un agente de futbolistas que a través de un intermediario, le abordó a su llegada a las costas italianas y le prometió ya entonces, llevarle hasta el estrellato. Era la primavera de 2014 y Joseph había dejado atrás los más de 4000 kilómetros que separan en línea recta su Camerún natal de la capital italiana y se había encontrado a las primeras de cambio con el anhelado porvenir que buscaba. Era lo único a lo que aferrarse. Lo único, por tanto, que podían arrebatarle.
Y así fue. A su llegada a la estación de Termini, el supuesto agente nunca hizo acto de presencia y Joseph quedó abandonado a su suerte y obligado a buscar refugio. Fue la asociación deportiva Liberi Nantes la que le dio cobijo y un lugar en su equipo de fútbol de aficionados, el primero en Italia formado íntegramente por inmigrantes solicitantes de asilo y refugiados y que milita en la última categoría amateur del Calcio.
Y Joseph encandiló a propios y extraños desde el mismo momento que se calzó las botas y tocó su primer balón en Europa. Solamente, tres meses después de su llegada desde África, la Roma puso sus ojos en la perla del club de fútbol de refugiados de la ciudad y lo fichó para el equipo Primavera de Alberto De Rossi. Era la culminación de aquel sueño que parecía haberse roto definitivamente semanas atrás pero multiplicado por cien.
Sin embargo, la odisea de Joseph Perfection todavía no había terminado. Por problemas burocráticos y federativos relacionados con su minoría de edad, el joven centrocampista africano no podía ser inscrito y pese a que ha estado entrenándose con el segundo equipo giallarosso desde entonces, no ha sido hasta quince meses después, el pasado 14 de octubre, cuando el club por fin pudo registrar oficialmente su ficha, aunque por no estar en la lista de la Youth League antes del inicio de la competición, no podrá participar de momento en el gran torneo juvenil de clubes. Pero eso son minucias comparado con todos los obstáculos anteriores.
Ya con 18 años recién cumplidos, Joseph debutó en el campeonato Primavera en la victoria de su equipo en Crotone y volvió a demostrar desde la primera oportunidad sus grandes dotes como futbolista: un centrocampista con el habitual enorme impacto físico africano pero ambidiestro y bien dotado técnicamente con el balón en los pies, con disparo lejano y recorrido. Además de haberse entrenado ya en Trigoria a las órdenes de Spalletti y haber compartido rondo y partidillo con los Totti, Nainggolan, Florenzi o De Rossi. Ahí es nada.
Con la escasa cantidad de elementos que cuenta el técnico toscano en su centro del campo, no sería nada extraño que el potente centrocampista camerunés llegase incluso a debutar esta temporada con el primer equipo si sus primeras actuaciones con la Primavera de Alberto De Rossi siguen la línea marcada en su debut. Su tesón y sacrificio para poder conseguirlo están ya fuera de toda duda tras dos años de una odisea que parecía interminable. Joseph, como Ulises, ha conseguido llegar a su destino por el camino más largo y arduo posible y ya no tiene más tiempo para esperar. La vida le debe una a partir de ahora. Lo mínimo sería que ésta le hiciese honor a su segundo nombre.
Fotografías: forzaroma.info | facebook.com/joseph.bouasse